miércoles, 19 de octubre de 2016

Quién Ganó con el NO? El Fascismo Social

Quién Ganó con el NO? El Fascismo Social

Esta nota no es un balance más sobre las causas del triunfo del No en las elecciones plebiscitarias del 2 de Octubre, con las que Colombia anhelaba salir definitivamente de la Guerra, sino más bien, una alerta sobre lo que se cocina en los púlpitos, en los cultos y en los comedores de un grupo dirigente que promueve el fascismo como mecanismo de ascenso al poder.




Mauricio Rodríguez Amaya


En una época plagada de incertidumbres, marcada por la precariedad del trabajo, el vaciamiento de la democracia, el surgimiento de nuevos enemigos,  la  pauperización del pensamiento, y  la banalización del espíritu, resurgen los fascismos sociales como mecanismos para dar respuestas rápidas a problemas complejos; los fascismos sociales son arquetipos de justificación de la violencia contra el otro, contra el diferente, contra el oprimido.  Esta nota no es un balance más sobre las causas del triunfo del No en las elecciones plebiscitarias del 2 de Octubre, con las que Colombia anhelaba salir definitivamente de la Guerra, sino más bien, una alerta sobre lo que se cocina en los púlpitos, en los cultos y en los comedores de un grupo dirigente que promueve el fascismo como mecanismo de ascenso al poder.

El fascismo social, se alimenta de los miedos más comunes, los que produjo la sociedad de la discriminación, el consumo desenfrenado, el hedonismo y la ignorancia, impuestos por el Capitalismo. Según De Sousa (2009) existen al menos cuatro tipos de fascismo Social; el fascismo del apartheid social, es decir, la segregación de los excluidos a través de la división de ciudades en zonas salvajes y civilizadas. El Fascismo paraestatal,  donde actores (individuos o corporaciones) muy poderosos, usurpan, con Estado o sin Estado, los derechos fundamentales de las personas y de las sociedades; Este fascismo tiene dos dimensiones, el fascismo contractual, en donde la discrepancia de poder entre las partes es tal, que la parte más débil se ve compelida a aceptar las condiciones impuestas por la parte más fuerte; y el fascismo  territorial, en donde actores muy poderosos se disputan el control de los territorios, a través de la cooptación o la coacción del  Estado local a la manera de los viejos y nuevos dominios coloniales. La tercera forma, es el fascismo financiero, que controla los mercados, expulsa de sus casas a los deudores, condena a la pobreza a los trabajadores y excluye a los más humildes de los beneficios del mercado.



La cuarta forma de Fascismo social es el fascismo de la inseguridad. Consiste en la manipulación discrecional del sentido de inseguridad  de las personas y grupos sociales vulnerables, debido a la precariedad del trabajo o a causa de accidentes o eventos desestabilizadores (recordar el 11S). Esto produce una fuerte incertidumbre hacia el futuro que lleva a las personas a reducir sus expectativas y a renunciar a sus derechos, con tal de reducir la condición de riesgo. Aquí juegan un papel determinante los negociantes del miedo, los mercaderes del infierno y los prometedores de paraísos. Dentro de los principios comunicacionales de Goebbels (propagandista del Fascismo alemán), encontramos el principio de transfusión, consistente en que “Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas” y no hay herramienta  más fácil de difundirse primitivamente como el miedo.  

Al fascismo social, hay que sumarle otros dispositivos ideológicos del fascismo tradicional, al cual ha estado sometida América Latina en los últimos 500 años; basta recordar el predominio de un solo dios sobre cualquier otro, que legitima matar culturas en nombre de su iglesia; o el fascismo de Género que condena a la mujer a condiciones de sumisión permanente frente al hombre, también muy propio de la tradición judío-cristiana; o al fascismo homofóbico, que en nombre del mismo dios, condena a la exclusión y a la muerte a quienes optaron por opciones sexuales diversas; o el fascismo de la Escuela, que niega la experiencia del niño para imponer las verdades del  maestro; o el fascismo político, que nos condena a reducir las libertades a nombre de la seguridad; o el fascismo de la televisión o el cine que nos enseñó que el “bueno” está legitimado para matar “malos”, “indios”, “comunistas” o incluso desafortunados transeúntes. O el fascismo xenófobo que odia a los amarillos, a los extranjeros, a los negros, a los raros, a los diferentes. O el fascismo del hogar, donde el poderoso padre está autorizado por dios para golpear a su mujer y a sus hijos a nombre de la sagrada institución de la familia. O el fascismo de la propaganda Nazi, con la que se recurre a exacerbar el sentido de incertidumbre humana para cundir el miedo, la rabia y la tergiversación.

Quien ganó con el No? El partido fascista, apoyado en los fascismos sociales de la segregación cultural, social, racial y sexual; quién financió el triunfo del No? el fascismo de las corporaciones que viven del trabajo ajeno pero no lo pagan, que impiden los sindicatos y asesinan sindicalistas;  quiénes se benefician con el triunfo del No? El fascismo territorial de los dueños de la tierra, de los que han suplantado, cooptado y coaccionado a las instituciones para tener más tierras, más armas, más poder; quiénes alimentaron el triunfo del no? El fascismo tradicional de la homofobia, la misoginia y la xenofobia, del patriarcalismo y el machismo impuesto por la ideología de género judío en sus iglesias y en sus cultos. Con qué argumento ganó el no? Con las trampas epistemológicas del fascismo de la inseguridad, que vendió el miedo al homosexualismo como el riesgo supremo de la familia, como si eso tuviera algo que ver con los acuerdos de la Habana.

Esto es una alerta significativa; el rezago cultural, la precariedad del trabajo, la guerra y el estado de inseguridad, han creado una sociedad sumisa y miedosa, dispuesta a dejarse seducir cada vez más por el fascismo político y los fascismos sociales, los nuevos y los clásicos; una sociedad asustada por todo aquello que no está en la doctrina de la Fe. Esa sociedad siempre ha estado ahí, pero el momento de refrendar la superación de la guerra terminó siendo un detonante que nos debe alertar, pues el futuro puede ser, en vez de una era de reconciliación y de paz, una nueva oscura noche de persecución, segregación y violencia de corte fascista.



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lunes, 10 de octubre de 2016

Por qué a una feroz invasión le llamamos descubrimiento?

Por qué a una feroz invasión le llamamos descubrimiento?



Fuimos invadidos, no descubiertos; nosotros ya habíamos descubierto nuestro mundo, nuestra magia y nuestra ciencia, nuestros temores y nuestros anhelos, nuestra vida y  nuestra muerte.

Mauricio Rodríguez Amaya




El nombre de  esta tierra no era América, ni nosotros éramos Americanos; la tierra que pisamos se llamaba Chaxra Yunca, Hicha, pachamama; nuestros abuelos eran chibcha, chacha, calincha, guache, guaricha, cihuati. Somos Americanos porque fue el nombre que nos dio el invasor y que aprendimos a usar, como su lengua, en su lengua y contra ellos a través de su lengua. Como en la metáfora de Calibán, aprendimos su lengua, para combatirlos, para recuperar la dignidad, para no renunciar a la existencia, para que no fueran olvidados nuestros abuelos y nuestras abuelas, en las costas de Santo Domingo y Panamá, las mesetas  de Tenochitlán ni en las intrincadas montañas de la ciudad secreta de Machupichu.

Fuimos invadidos, no descubiertos; nosotros ya habíamos descubierto nuestro mundo, nuestra magia y nuestra ciencia, nuestros temores y nuestros anhelos, nuestra vida y  nuestra muerte; nosotros ya habíamos descubierto la redondez de la tierra y el calendario y los números, la rueda y el destino, la paz y la guerra. La palabra y la escritura habían sido descubiertas también en nuestros pueblos. Nuestros abuelos y nuestras abuelas descubrieron hace más de cinco mil años que la naturaleza es madre hermana hija, que la tierra es madre, que el sol es padre, que la luna es hermana y que la flor es hija y es hijo el jitomate y el maíz y el pan.


Cuando vino el invasor,  no hubo una sola historia, sino muchas, pero ninguna conduce a un descubrimiento. Algunos de los hombres de occidente, asesinaron a nuestros hombres y a mujeres, por la fuerza de la guerra o por traición, con honor algunos y muchos con cobardía y sevicia. Otros se dedicaron a conocer nuestras culturas y a conocernos; incluso en algunos casos muy contados, hablaron nuestra lengua, luego la pervirtieron y nos prohibieron usarla  por siempre jamás. Violaron su palabra, que la nuestra era sagrada; nos impusieron sus leyes y sus escrituras, sus rituales y sus cultos, sus odios y sus demonios; fuimos invadidos, engañados, traicionados, pero nunca pudieron descubrir la magia de nuestras montañas, ni la potencia magnífica de nuestras mariposas, ni la calma de nuestros volcanes, ni la paciencia de nuestras manos.  Nunca pudieron descubrir nuestro encanto natural y nuestra fe en lo profano, en lo vivo, en el universo cósmico que habla con nosotros y para nosotros habla.


La voz de Aymara y Chibcha, retumban en los socavones y en las plazas; no hubo descubrimiento alguno, solo hubo traición, muerte y codicia. No pueden llamar descubridores a los encubridores de un crimen monumental que hoy sigue cobrando vidas en las calles de nuestras ciudades; que sigue imponiendo la muerte, el olvido y la pobreza por toda esta América, que así se llama ahora la tierra nuestra, Nuestra América, la que sigue esperando, con la tranquilidad del abuelo y las esperanza inalterable del niño, a que venga por fin el turno de reescribir dignamente nuestra propia historia, esa que falta contarle al mundo entero para que sepa que fuimos invadidos muchas veces, de mil maneras, pero ni una sola de ellas puede llamarse un descubrimiento.



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sábado, 8 de octubre de 2016

Dr. Vargas Lleras, renuncie a la Vicepresidencia

Dr. Vargas Lleras, renuncie a la Vicepresidencia


Sabe usted que no comparte el proyecto de Paz del actual Jefe de Estado; que usted representa las esperanzas de poder de una fuerza macabra de corte fascista que se empeña estoicamente en echar por la borda los intentos de superar la guerra más antigua de nuestra historia republicana.

Mauricio Rodríguez Amaya
www.bajolamole.blogspot.com


Creo que si queda algo de altura política en su personalidad, su conciencia debe conducirlo inequívocamente a renunciar a la Vicepresidencia de Colombia; Sabe usted que no comparte el proyecto de Paz del Jefe de Estado, que usted camina de la mano de una fuerza macabra de corte fascista que se empeña estoicamente en echar por la borda los intentos de superar la guerra más antigua de nuestra historia republicana. No deje usted que se repita la novela del golpe ultraconservador de Laureano Gómez contra Alfonso López Pumarejo, que su abuelo político (Alberto Lleras Camargo) supo aprovechar hábilmente para convertirse en Presidente de la República y allanar el camino a las fuerzas más retardatarias del país encabezadas por Gómez y Mariano Ospina Pérez.



Es cierto que en la élite colombiana se repiten los nombres y los cargos; usted es un hijo legítimo de esa élite (sus dos abuelos, Carlos Lleras y Alberto Lleras fueron presidentes de Colombia); conoce a profundidad los intríngulis de un poder que se baraja contra la Paz y contra el Progreso, como en las épocas de sus abuelos. Su abuelo político, Alberto Lleras, lleva el triste destino de haber sucedido en la Presidencia al Sr. Alfonso López después de la pugnaz presión ultraconservadora que lo llevó a renunciar. No tiene usted que encabezar vergonzosamente una Presidencia signada por un golpe de Estado que se cocina con mentiras, patrañas y cuyo plan principal es garantizar la continuidad de la Guerra, pues esa ha sido la forma y la fuente del Poder que ha enriquecido por más de un siglo a esa élite, incluyendo por supuesto a su familia.



Usted tiene derecho a tener la aspiraciones de ocupar el Solio de Bolívar, pero no tiene que hacerlo bajo el amparo maligno del grupo más reaccionario de la política colombiana; hágalo como lo hacen los demócratas, renuncie y sométase al escrutinio popular en las próximas elecciones, busque su legitimidad en los votos; no haga parte de esa cocina infernal donde se calienta un golpe de Estado, con la esperanza de que usted, en su condición de vicepresidente, asuma la primera magistratura del País y les devuelva a sus auspiciadores el poder que creen han perdido y que sin duda perderán si se consolida en anhelado sueño de la paz.


Usted es un hombre de Estado, la tradición de su familia le precede, su enorme riqueza le permite darse la pelea entre la élite nacional para garantizar adeptos a sus aspiraciones. No haga parte de la emboscada a la democracia que preparan las fuerzas que lo empujan a mantenerse en la oposición a la paz, aun siendo la segunda persona en importancia dentro de un gobierno que está jugado en superar la guerra de forma definitiva. Si quiere ser presidente, busque el respaldo en las Urnas, no en una camarilla que prepara golpes, y que seguramente hará lo mismo con usted, para reposicionar en el poder al Asesino de los 5000 falsos positivos durante primera década del siglo XXI. No se preste para encochinar la ya maltrecha democracia colombiana, renuncie a la Vicepresidencia de Colombia.


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lunes, 26 de septiembre de 2016

María Paula, el 26 es para no olvidar

María Paula, el 26 es para no olvidar

Mauricio Rodríguez Amaya
www.bajolamole.blogspot.com


¡Tú flotas sobre todo, 
Hija del alma!
José Martí

Fue un 26 de septiembre cuando se firmó la paz, lejos de tu colegio; mientras tu trabajabas en tu proyecto de inventiva, en Cartagena se sellaban los acuerdos que daban fin a más de 50 años de guerra, entre el Estado colombiano y la Guerrilla de las FARC. Tu habías nacido en un país en guerra, yo había nacido en el mismo país, en la misma guerra, no sabíamos lo que era estar en paz. La violencia lo permeaba todo, todo dolía, todo nos costaba el doble. Había mucho dolor y resentimiento en nuestro país; mucha gente aún no comprendía la importancia de la paz, porque sencillamente nunca la habían visto tan de cerca y otros, más poquitos, porque la guerra les había llenado los bolcillos y vaciado sus corazones.

El sol de Cartagena es de esos soles que no descansa, siempre pica, y ese día 26 era más fuerte aún, más candente, más feliz. Todo brillaba en Cartagena, casi todo el mundo vestía de blanco y las sonrisas eran más lúcidas, en los rostros podía leerse la esperanza, en las tiendas  no se hablaba de otra cosa; la paz había copado todo el aire, toda la tierra, todo el cielo azul.
Ese día vinieron presidentes de muchos países, gente importante, líderes sociales y banqueros, estudiantes y profesores, ministros de Economía y trabajadores sindicalizados, mujeres y hombres; niños, muchos niños cartageneros, que cantarían por la paz, y nos recordarían el derecho que tenían a un mejor futuro. Luego llegaron los discursos; habló el Presidente, hablaron los jefes de la Guerrilla; ambos sellaron el pacto de parar la guerra, ambos conversaron sobre el derecho a vivir sin matarnos, sin tener que ver a las madres y a los padres enterrando a sus hijos, sin secuestros, sin la compaña sempiterna de la muerte.

Luego vinieron las firmas y con ellas, miles de lágrimas, miles de sonrisas, millones de abrazos. Ese día, María Paula, sólo quería verte  a tí, ver en tus ojitos todos los días de mis luchas, verte a los ojos, decirte cono honor que lo habíamos logrado, que llegaría la paz, que ni un día más permitiríamos que vivieras en medio de la guerra. Ese día María Paula, quería abrazarte fuerte, por minutos, por horas, por siempre, para que nunca más olvidaras el abrazo de este sol maravilloso que nos trajo la paz. Ese 26 de septiembre, mientras trabajabas en tu proyecto de inventiva, yo en silencio, con mis lágrimas en los ojos, soñaba con llevarte de la mano, con decirte que tantos años habían valido la pena y que de ahora en adelante, la paz se quedaría con nosotros, hasta hacernos viejitos y contarnos estas historias y darnos otros miles de millones de besos y de abrazos.

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lunes, 19 de septiembre de 2016

Un octubre 3, después de la Guerra

Un octubre 3, después de la Guerra


Mauricio Rodríguez Amaya


Las cosas se parecen al pasado, los pobres seguimos siendo pobres, las multinacionales siguen explotando nuestro carbón, envenenando nuestras aguas con mercurio y destrozando pueblos; todo sigue como ayer, como hace unos años; pero hay algo nuevo, algo poderosamente nuevo, se respira otro aire de esperanza.



Hoy Salí a trabajar, temprano como de costumbre, tomé el transporte de siempre, los mismos rostros, las mismas sillas llenas; algo era más extraño; por alguna razón, más gente venía conversando sobre ayer, sobre los acontecimientos de la mañana y las angustias de la tarde mientras se esperaban los resultados en casi todos los televisores y en todas las radios. En casi todas las ciudades, salvo algunas pequeñas y remotas, había ganado el Sí, un sí de un país entero por la Paz, como una manifestación colectiva del agotamiento que sentimos con la guerra. Había ganado el Sí; cerca de las 7 de la noche, ya los resultados confirmaban un deseo colectivo, una posibilidad peleada y soñada; la diferencia era abrumadora, quienes salimos a votar fuimos muchos, los que votaron por el Sí fueron casi tres veces el número de aquellos que dijeron no.

La tarde estuvo igual; en el almuerzo la paz era el tema y las sonrisas la constante; en la tarde, en el café, todo hablaba de paz, todo hablaba de ganas de parar y superar la guerra. Al final, mientras compartía algunas notas en el cafetín de la ventana grande, dos mujeres, trabajadoras treintañeras, simpáticas, discutían fervorosamente sobre el tema, ellas conversaban sobre la síntesis de este escrito que aún no había nacido. La mayor dijo, pues al fin y al cabo,  todo sigue igual, hoy me tocó madrugar igual y trabajar como si nada; nada ha cambiado; la chica, la más joven, respondió, sí, tienes razón, todo sigue igual, pero no podrás quitarme, al menos por hoy, la sonrisa que produce esta nueva esperanza.

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jueves, 8 de septiembre de 2016

Mi voto será por Osar, porque él diría que Sí


Mauricio Rodríguez Amaya

El 13 de Septiembre de 2008, los paramilitares del Gobierno de Alvaro Uribe Vélez asesinaron a mi hermano Oscar Orlando Rodríguez Amaya; una mañana sofocante en una calle desolada de Cúcuta; los paramilitares que Uribe desmovilizó sin proceso judicial alguno, convertidos en “vigilantes de barrio” a través de empresas privadas de seguridad, cumplieron las amenazas que tiempo atrás habían hecho de eliminarlo. Era la época del Terror uribista, de la legalización de las bandas paramilitares, de la impunidad, del miedo. Ese 13 de septiembre, Oscar murió acribillado cerca de su casa; el amigo que caminaba con él, aún yace cuadripléjico a la espera de su propia suerte, sin destino, sin vida pero respirando, pegado de la esperanza de ver en la cárcel a los asesinos.  

Oscar es una de las miles de víctimas del régimen de terror y odio que impuso Alvaro Uribe Vélez y los grupos paramilitares, no solo cuando fue presidente, sino desde que promovió su legalización a través de las Convivir.  Uribe representa ese sector del Poder que ha construido su discurso, su riqueza y su legitimación política en nombre de la muerte, de la muerte de los más humildes, de los jóvenes que no alcanzaron a concretar sus esperanzas; de los campesinos que murieron arañando la aridez de un país que olvidó el campo, de los líderes sociales y comunitarios, de los indígenas, de los artistas como mi hermano, que no pudieron ver crecer a sus hijos en un país en paz. La guerra es el factor detonante de su poder, la muerte su principal arma y los capitales ilegales la gasolina que alimenta su maquinaria.


Si las balas miserables de los paramilitares del gobierno de Uribe Vélez no hubieran terminado abruptamente la vida de Oscar, estaría rapeando sus  líricas, construyendo parrafadas enteras de canciones, discutiendo en algún buen sitio, sobre la importancia de consolidar la paz, estaría pensando en que por fin, nuestros hijos, se merecen un país donde el terror no lo domine todo, donde valga la pena la esperanza y donde el pan pueda volver a las mesas humildes en cada rinconcito de la patria.  Si Oscar estuviera entre nosotros, sería un compulsivo promotor del Sí, un abnegado combatiente de la paz. Porque si de algo estoy absolutamente convencido, es que entre las miles de voces que la guerra calló, clama la de Oscar pidiendo paz, cantándole a la paz y denunciando a los que insisten en hacer sus glorias a costa del dolor ajeno. El 2 de Octubre, votaré por Oscar, porque si estuviera aún entre nosotros, andaría calle a calle, tarima por tarima, letra a letra, promoviendo el Sí. #SíalaPAZ #VotoSÍ.

martes, 10 de mayo de 2016

Sindicalistas colombianos hablarán de paz



Centrales Obreras hablarán de Paz


Con el respaldo de la Universidad Nacional, los y las trabajadoras colombianas, discutirán alternativas para fortalecer los derechos del trabajo en los contextos de pos-conflicto.
Mauricio Rodríguez Amaya


Con el respaldo de la Maestría en Sociología de la Universidad Nacional, las centrales sindicales de Colombia, CUT, CTC y CGT, realizarán el Foro y la Audiencia Pública “El papel del Trabajo en la Construcción de la Paz”, el 19 y 20 de Mayo de 2016. Estos eventos pretenden construir una agenda común para promover cambios estructurales para garantizar los derechos del trabajo, como herramienta necesaria para la construcción de la paz.
Al evento asistirán sindicalistas de más de 30 organizaciones nacionales, estudiantes, académicos, representantes de los gremios económicos, del gobierno nacional y de organizaciones nacionales e internacionales. La Facultad de Ciencias Humanas ha dispuesto El Edificio de Posgrados (Edificio Salmona) para la realización del Foro. Esta es una excelente oportunidad para el diálogo entre distintos sectores académicos y políticos en relación  a un tema medular para la construcción de la paz, pues sin mejorar las condiciones del trabajo será imposible consolidar cualquier iniciativa del pos-conflicto.

La Audiencia Pública


El 19 de mayo, a partir de las 8:00 a.m. el Representante a la Cámara, Alirio Uribe Muñoz, presidirá la Audiencia Pública “El papel del trabajo en la construcción de la paz”, que busca involucrar al Congreso de la República en los debates sobre el trabajo en el contexto actual; a la Audiencia asistirá la nueva Ministra del Trabajo, Clara López Obregón, quien ha planteado la necesidad de fortalecer el trabajo decente para la paz, dentro de las prioridades que impulsará durante su gestión. También asistirán representantes de los gremios económicos, quienes escucharán las inquietudes de los parlamentarios asistentes, con el ánimo de encontrar fórmulas comunes para detener la precarización y la tercerización laboral en Colombia. También han sido invitados los parlamentarios Inti Asprilla, Jorge Enrique Robledo, Alexander López, Iván Cepeda, Senén Niño, Claudia López y Horacio Serpa, entre otros, dada la importancia de crear una agenda nacional para la protección de los derechos de trabajo.

El Foro Nacional


El foro es un evento de corte principalmente académico, presidido y coordinado por la Maestría de Sociología y la Facultad de Ciencias Humanas, de la Universidad Nacional, en ella intervendrán varios académicos que desde distintas ópticas han venido contribuyendo a la búsqueda de cambios para mejorar las condiciones laborales en el país. El evento académico es coordinador por el Dr. Juan Carlos Celis, docente de la Maestría en Sociología y Miembro de la Red de Estudios del trabajo; dentro del grupo de expertos y expertas que participarán, se encuentran, Carmen TangarifeRicardo RuizEdgar Valero Julio, Laura Porras Santanilla, Luciano Sanín, Yessika Hoyos MoralesDiego Martínez y Cesar Giraldo y Samuel Vanegas, entre otros.


Una Agenda Común para el trabajo y la paz

Sin consolidar y fortalece el espectro de los derechos del trabajo en Colombia, será difícil consolidar procesos de paz duraderos; por eso, las centrales obreras, consideran necesario promover, entre otros temas,  una política pública para el trabajo decente y la formalización laboral; derrotar la precarización y la tercerización ilegal, limitar el uso de pactos colectivos y contratos sindicales en detrimento de la negociación colectiva, promoción de la negociación de industria o por ramas de la economía y generar medidas para la protección de los sindicalistas y sus organizaciones.

Inscríbase y Consulte la programación completa en: http://coljusticia.com/index.php/2016/05/02/foro-nacional-el-trabajo-para-la-paz/ 

Informes:
Central Unitaria de Trabajadores: 3237550

Centro de Solidaridad: 2838139
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Programación Audiencia-Foro "El papel del trabajo en la construcción de la Paz


AUDIENCIA PÚBLICA
“EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ”.
Convocante: Congreso de la República.
Lugar: Auditorio: Virginia Gutiérrez, Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia
Mayo 19 de 2016

8:00 a.m.        Instalación AUDIENCIA PÚBLICA: “EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ”. Alirio Uribe Muñoz. Parlamentario Polo Democrático, proponente de la Audiencia.
Por la Universidad Nacional, Dr. Ricardo Sánchez Ángel, Decano Facultad de Ciencias Humanas – Universidad Nacional de Colombia.
Por la Red de Estudios del Trabajo, Dr. Oscar Fresneda Bautista; Profesor e investigador, Universidad Externado de Colombia.
Intervención de la Escuela Nacional Sindical, Carlos Julio Díaz, Director  General.

8:40 a.m.        Intervenciones de parlamentarios y parlamentarias asistentes.
                        Intervención del Sr. James McGovern, Parlamentario de EE.UU.
9:30 a.m.         Intervenciones del Gobierno Nacional:
Clara López Obregón, Ministra del Trabajo
10:00 a.m.      Intervención de la OIT, Dra. Valkyrie Hanson, Directora Técnica principal Oficina en Colombia.
10:15 a.m.       Intervenciones de los Representantes de los Trabajadores.
Luis Alejandro Pedraza, Presidente de la  Central Unitaria de Trabajadores – CUT
Luis Morantes, Presidente de la Confederación de Trabajadores  de Colombia – CTC
Julio Roberto Gómez, Presidente de la Confederación General del Trabajo – CGT.

11:00 a.m.       Intervención por los gremios económicos:
Bruce Mac Master, Presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia - ANDI.
Sergio Clavijo, Asociación Nacional de Instituciones Financieras – ANIF

11: 30 a.m.     Intervenciones de los asistentes. Los participantes inscritos para intervenir, podrán hacer uso de la palabra durante cuatro minutos.
12:30 p.m.      Presentación de Conclusiones de la Audiencia Pública; Dr. Alirio Uribe Muñoz, Representante a la Cámara
1:00 p.m.         Receso para Almorzar


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FORO NACIONAL
“EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ”
Lugar: Auditorio: Virginia Gutiérrez, Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas

Mayo 19 de 2016
2:00 p.m.        Hacia una Agenda Nacional “Trabajo y Paz”
Conformación de Grupos de Trabajo (Cada grupo contará con un número de personas que discutirán propuestas alrededor de cada eje de trabajo, las cuales serán recogidas y presentadas por una comisión relatora).
Grupo 1: (Aud. Virginia Gutiérrez). Instrumentos nacionales e internacionales para promover una Política Pública de Trabajo Decente y formalización laboral en Colombia. Intervenciones de apertura: Carmen Tangarife, Escuela Nacional Sindical - ENS; Ricardo Ruiz, Abogado, Corporación para el Desarrollo de la Educación Social – CORPEIS; Mauricio Rodríguez Amaya, Centro de Solidaridad.
Grupo 2: (Aud. Margarita González) Negociación colectiva por rama e industria y fortalecimiento del movimiento sindical: Intervenciones de apertura: Marely Cely Silva, Corporación Justicia y Libertad; Fabio Arias Giraldo, Secretario General de la CUT.
Grupo 3: (Aud. Camilo Torres – Fac. de Derecho) Propuestas para garantizar el ejercicio efectivo de la actividad sindical en Colombia. Facilitadores: Intervenciones de apertura: Yessika Hoyos Morales, Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo - CAJAR; Juan Carlos Celis Ospina, Universidad Nacional de Colombia – RET; Diego Martínez, Secretario del Comité Permanente de Derechos Humanos – CPDH.
Grupo 4: (Salón Oval) Economía popular, Trabajadores informales y derechos del trabajoCesar Giraldo, Universidad Nacional de Colombia. Samuel Vanegas, Universidad  Javeriana – RET.
5:00 p.m.         Cierre de la Sesión.
Mayo 20 de 2015
Universidad Nacional Auditorio Virginia Gutiérrez
(Edif. Postgrados de Ciencias Humanas)

8.00 a.m.        Panel: “Cambios institucionales y jurídicos para  la materialización de los derechos constitucionales del Trabajo en Colombia”
Nicolás Escandón Henao, Corporación Colombiana para la Justicia y el Trabajo – COLJUSTICIA.
Edgar Valero Julio, Profesor Departamento de Sociología Universidad Nacional de Colombia – Red de Estudios del Trabajo.
Laura Porras Santanilla, Red de Estudios del Trabajo – Universidad del Rosario.
Luciano Sanín, Escuela Nacional Sindical – ENS.
Cesar Giraldo, Universidad Nacional de Colombia
Moderador: Mauricio Rodríguez Amaya, Centro de Solidaridad

10:30 a.m.      Construcción de una Agenda Nacional “Trabajo y Paz”: Presentación de las conclusiones de los grupos de Trabajo.
                        Instalación de la Mesa de Impulso Nacional “Trabajo y Paz”.
Conclusiones y Clausura.
2:00 p.m.        Asistencia de los y las participantes al I Foro Nacional Financiero por la Paz
Convocantes:
Universidad Nacional de Colombia – Facultad de Ciencias Humanas -
                                                                               Maestría en Sociología                                                                             
CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES - CUT
CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DE COLOMBIA – CTC
CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO – CGT

Entidades que apoyan:
Centro de Solidaridad AFL-CIO - Corporación Colombiana para la Justicia y el Trabajo, COLJUSTICIA – Red de Estudios del Trabajo, RET - Corporación Justicia y Libertad - Escuela Nacional Sindical, ENS – Universidad Externado de Colombia - Revista Nueva Gaceta - Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, CAJAR – Comité Permanente de Derechos Humanos, CPDH – Corporación para el Desarrollo de la Educación Social, CORPEIS.   

domingo, 1 de mayo de 2016

Haití

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almaro

Vino con el mar, y se fue con él; desde el astillero, su vestido blanco combatía los vientos; morena de soles y ojo brillantes como luces del puerto, su sonrisa esplendida, diáfana, interminable; sus labios finos y gruesos, su boca era misterio poderoso de imperios coloniales. Caminó contra el viento; mi tarea, recibirla de su travesía y acompañarla complaciente al hotelito que desde antes había escogido para su estadía; el día hervía y el sol estaba inmarcesible sobre todas las sienes negras y blancas, mulatas y mestizas. El puerto es el lugar en que se conjugan los mundos, done se atesoran los vocablos precisos y el sitio donde todo tiene un valor para traficantes y mercachifles.

Su español era escaso y mi ingles inexistente. Sus pocas palabras eran inescuchables en el bullicio del mercado, los pesqueros y los piratas, entre las ventas de la calle y el paso constante de los automóviles. La guerra había empezado lejos, así que su llegada a estas calles escondidas, era inevitable. Ella venía a prevenirnos de las intrigas  de los asesinos y al mismo tiempo a refugiarse de su propia muerte. Yo era solo el desconocido encargado de llevarla al hotel que serviría de escondite y de lugar de interminables reuniones y planes de defensa. Salimos de la repelencia y del bullicio, logramos un café cercano, tranquilo, poca luz, tenue de música y mustio de presencias; ahí pude verla  perfectamente bella a la luz precisa de la ventana. Dije algunas cosas para ganar confianza, sonreía, sonreía como sonríe la noche repleta de lunas y de estrellas, sonreía como sonríen las perlas en los mares de Kyona.

Haití fue tomada años antes y liberada por sus abuelos y sus tatarabuelas; pero cada cuanto, los invasores volvían sobre ella para intentar recapturarla y humillarla como en los tiempos del cepo y de la hoguera; esta vez, las calles sangraban y lloraba el cielo a cántaros interminables la tragedia extendida por los bríos de la naturaleza indómita, que adolorida daba vueltas sobre su propio vientre; ni el terremoto aplazó la guerra y en las calles se confundían los cuerpos grises del cemento y las almas ensangrentadas de la guerra; Ella venía a recobrar sus fuerzas, a indicar estrategias, a buscar acalanto y a sonreír en esta tarde solaz ante mis ojos perdidos en los suyos. Fueron tres horas arañando idiomas y destrozando lenguas imprecisas. Un Vino acompañó la cena, y la noche fue intensa, negra como sus pupilas, fría como la incertidumbre de la guerra y plácida como la  caminata sobre la calle del hotel.

Noches enteras  vine a verla, a aprender y a escuchar, a presentir que algo de su sonrisa maravillosa y eterna era para mí. Ella era la paz, ella venía a prevenirnos y a prepararnos. Era hija de Obá, pero se estremecía con la sevicia de los invasores, no deseaba un lucero como cárcel, no quería defraudar su linaje ni su espada; hubo una noche en que su piel morena fue acariciada por las aguas sórdidas de la mar; hubo un beso del que solo una estrella fue testiga, hubo un abrazo que solo los vientos presenciaron distantes; hubo un sueño, en donde vi su alma mientras ella contemplaba imperturbable los luceros donde viajan las almas que Obá castiga cuando en la guerra pierden la batalla.


Una mañana volvió a su barco, camuflada en faldones y camisas de algodón rosado, clandestina, imperceptible,  volvía a la resistencia cargada de esperanzas. Se fue con las olas y los vientos, volvió a su tierra a enfrentar invasiones y pecados, a pelear por tierras libres, azotadas y liberadas mil veces. Yo no pude separarme del puerto hasta que el barco desapareció ante la mirada del tiempo; con ella se fue el sol y la noche me acompañó un buen rato mientras el éxtasis de la ciudad dejaba espacio para las brisas del mar frío; yo volví también a mis luchas, con la imagen detenida de ese beso recóndito, volvía a enfrentarme a mis propios enemigos, como ha mandado Obá, volvía con la esperanza que ella y su pueblo ganen de nuevo esta guerra, o a verla quizás en algún lucero, si Obá la condena al exilio de las noches, ante la pérdida de la batalla. 
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Trabajo para la Paz



Mauricio Rodríguez Amaya
#trabajoesPAZ


Más de treinta años de retrocesos en políticas de protección del trabajo han transformado la realidad laboral en Colombia; como paradoja fundamental, la Constitución del 91, trajo consigo la promesa de proteger los derechos sociales y la implementación del Estado Social de Derecho, al tiempo que desarrolló el marco constitucional para la libertad de Empresa, el incremento de la inversión extranjera, la reducción de la protección de derechos sociales al amparo del neoliberalismo internacional.

La reducción del Estado, la privatización de las empresas industriales y comerciales del Estado, de la educación y de los servicios de salud, lanzaron a las calles un enorme ejército de desempleados que cuando volvieron al mundo del trabajo lo hicieron en condiciones de precariedad, tercerización e informalidad. Ninguna de estas políticas  hubiera alcanzado resultados tan eficaces y rápidos si no estuvieran acompañadas de una intensa ola de violencia antisindical que ha cobrado la vida de más de 5000 sindicalistas, otro tanto desaparecidos y un sinnúmero condenados y condenadas al desplazamiento interno y al Exilio. La guerra se convirtió en el pretexto para aniquilar sindicatos y sindicalistas, destrozar convenciones colectivas y desaparecer las conquistas obreras alcanzadas durante la segunda mitad del Siglo XX.


El nuevo contexto de superación de la guerra, ofrece un campo de expectativas y oportunidades para los y las trabajadoras colombianas; expectativas de superar el conflicto armado en el territorio colombiano y oportunidades de desarrollar un nuevo marco de conflictos sociales y políticos sin recurrir a la eliminación física de los oponentes. La paz en Colombia no será la superación de la desigualdad y las injusticias; la Paz en Colombia es un nuevo marco político para asumir los conflictos estratégicos que están por resolverse en la sociedad Colombiana; uno de ellos, es indiscutiblemente, la lucha por materializar los derechos individuales y colectivos del Trabajo.


Colombia requiere un nuevo marco normativo e institucional que cumpla por fin las promesas del Estado Social de Derecho y las aproxime a las expectativas  sociales creadas por el proyecto constitucional de 1991. Una Política Pública para el Trabajo Decente y la formalización Laboral, puede contribuir a construir una agenda que en el mediano plazo recupere la fuerza institucional en la defensa de los derechos del trabajo, genere un nuevo marco de relaciones entre obreros y empleadores que no esté mediado por la violencia y nuevas condiciones donde se acepte que los derechos de los trabajadores son tanto o más importantes que los de la libre empresa. La paz es una oportunidad, el trabajo es la herramienta fundamental para hacer posible la paz.