jueves, 5 de diciembre de 2013

Héctor Sánchez, el campesino que denunció a Rubiales

Héctor Sánchez, el campesino que denunció a Rubiales

Desde ayer, ha sido tratado como delincuente debido a una orden de captura expedida por la Fiscal 239, quien lo acusa a él y a otros dirigentes sociales y sindicales de Puerto Gaitán, de delitos de terrorismo, daños en bien ajeno, obstrucción de vías y otros tantos.

Mauricio Rodríguez Amaya


 

Héctor Sánchez es un campesino de 54 años, vive en una casa levantada por él mismo, con tablas y recortes de obra en el barrio Nueva Esperanza, Vereda Rubiales, Municipio de Puerto Gaitán, departamento del Meta. Es un maestro de obra que se ha hecho a fuerza de querer; es un hombre sencillo, conversador, camellador y líder natural; es el vicepresidente de la Junta de Acción Comunal de la Vereda Rubiales, y miembro afiliado a la Unión Sindical Obrera.

Héctor es un hombre especial, temeroso de su vida y la de su familia, pero valiente para enfrentar sin más armas que sus palabras y su convicción sobre la justicia a la Empresa Multinacional Pacific Rubiales, que opera los campos petroleros Quifa, Rubiales y otros en el Municipio de Puerto Gaitán. Héctor es sindicalista y ha participado en actividades sindicales, busca a los trabajadores y les habla de sus derechos, conversa con los jefes y les pide respeto para su compañeros, lo quieren las bases aunque a veces prefieren no saludarlo para evitarse problemas; Héctor es líder comunal y ha denunciado a Pacific Rubiales por daños ambientales en las Veredas de operación directa, ha interpuesto acciones legales frente al ANLA para que se investiguen las contaminaciones ambientales ilegales que produce esta multinacional, cuyas acciones contaminan las aguas de consumo humano, secan morichales, acaban las especies vivas y como si fuera poco mantienen las casas cubiertas de polvo y barro, por el transporte permanente de autos de carga de combustible, maquinaria y personal. Va a las jornadas de “socialización” para recordarle a los delegados de la multinacional Pacific Rubiales, que de lo que han prometido en más de dos años no han cumplido ni la más mínima parte, que la gente sigue esperando la plata para los proyectos productivos, la pavimentación de la vía, el centro de salud y la recuperación ambiental de las zonas dañadas.


A esto dedica su tiempo Héctor Sánchez, a trabajar para su familia y a denunciar a la empresa petrolera más poderosa en el país; obviamente, esta actitud le ha ocasionado amenazas verbales y escritas, persecuciones de personal no identificado en la zona, hostigamientos y montajes judiciales. Dentro de esos montajes, la Fiscal 239 Especializada de Bogotá, decidió solicitar su captura, por una lista interminable de delitos. Su captura se dio mientras trabajaba en la construcción del acueducto de su vereda. Las amenazas de las que ha sido víctima Héctor, sumado este proceso judicial infame, han hecho que solicite Medidas Cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, entidad que en este caso, le ha exigido al Estado colombiano especial protección para Héctor.

La Unidad Nacional de Protección no ha tomado ninguna medida seria para proteger su vida, pero por el Contrario la Fiscalía ordena su captura por considerarlo un delincuente. El mayor beneficiado de esta captura es sin duda la Multinacional Petrolera Pacific Rubiales, quien de esta forma resuelve sus contradicciones con un campesino que ha decidido enfrentar con su dignidad las perversiones de una multinacional cuyo espíritu económico está matando con el alma de los llanos orientales en Colombia.
Hoy exigimos la libertad inmediata de Héctor Sánchez, de Dilio Naranjo y de Campo Elías Ortiz, quienes fueron capturados ayer por orden de una fiscal interesada en defender  los intereses de una Multinacional que no conoce otro interés que el de las cuentas bancarias de sus propietarios.