viernes, 26 de octubre de 2018

La ANDES, una secundarista de 24 añitos


La ANDES, una secundarista de 24 añitos


Mauricio Rodríguez Amaya



En el octubre lluvioso de 1994, cerca de 600 estudiantes secundaristas de todas las regiones colombianas nos encontramos durante tres días, bajo el abrigo inspirador del Colegio Camilo Torres de Bogotá, para darle inicio a una historia de la que aún seguimos enamorados y tenemos el amor y el honor de contarla; en ese octubre rojo y gris tomamos la decisión de darle vida a la Asociación Nacional de Estudiantes de Secundaria, la ANDES. 


No teníamos claro cómo lograríamos mantener una propuesta nacional con nuestros escasos recursos y nuestros liminares conocimientos de la política y la vida; aun así, arrancamos el reto de construir una organización que articulara y promoviera las luchas estudiantiles regionales; el Congreso de Secundaria del 94 era un encuentro de colectivos estudiantiles y de referentes organizativos territoriales. Estábamos estrenando la ley 115 y algunos habíamos iniciado la tarea de reconstruir los consejos estudiantiles, que la estigmatización y la violencia habían desaparecido casi por completo. Algunos veníamos de procesos regionales significativos, como en nuestro caso, pues un año antes habíamos creado la Coordinación Regional de Estudiantes de Secundaria (CRES) en Cúcuta y logramos vincular a líderes estudiantiles de más de 20 colegios públicos y privados en un movimiento que recordaba las históricas luchas de los 70, de las cuales, por supuesto, no teníamos mayor conocimiento. Recuerdo la fuerza del movimiento secundarista de Medellín y del Atlántico, de Bucaramanga, de Cali y de Yumbo, en donde se habían articulado procesos escolares con impacto regional.

Recuerdo la diversidad del Congreso y lo dificultoso que resultaba poner de acuerdo tal complejidad; el Congreso era una polifonía de  las militancias de la juco y los trosquistas, los colectivos anarquistas y los objetores de conciencia, los jóvenes liberales y de las juventudes misioneras de la Pastoral Social; pero la mayoría de los y las participantes venían de ninguna experiencia política o de ninguna escuela militante; venían del arte callejero y el teatro estudiantil;  estaban también los poetas y las poetisas, las artistas plásticas y los deportistas, estaban los distraídos y los desinteresados, había de todo, y todos compartíamos el mismo sueño, juntarnos para luchar mejor, unirnos para recrearnos y aprender a ser jóvenes en medio de la tradición conservadora y la limitada democracia escolar. Habíamos iniciado un sueño, habíamos emprendido el reto de hacer un grano de historia en la inmensa marea de las resistencias y las alternativas.


Después vino la etapa difícil, que consistía en garantizar que el proyecto no se hundiera entre la efervescencia juvenil y la falta de recursos materiales para sacar adelante las tareas; sin duda el magisterio fue un aliado determinante; en muchas regiones, los sindicatos de maestras y maestros nos dieron la mano de forma solidaria y permanente; también fue clave hacer amigos en otras latitudes y vincularnos a las luchas latinoamericanas y caribeñas; irrumpimos, un año después en Neiva con un Encuentro del Objetores de Conciencia, en el que el Glorioso Ejército Nacional nos tildó de guerrilleros por haber puesto en el fondo del escenario la bandera de Norte de Santander (Luego tuvieron que corregir el señalamiento, aunque dudo mucho que hayan implementado algún plan de estudios sobre los símbolos de los departamentos colombianos); también nacieron las escuelas nacionales de liderazgo y realizamos la Primera Marcha estudiantil de Tunja hasta Bogotá, en abril del 99, cuando el país estero estaba paralizado para intentar detener la política ultraconservadora del establecimiento.


La Andes se volvió un protagonista indispensable en las luchas nacionales por la educación, en las movilizaciones por el presupuesto, en las jornadas interminables contra la guerra y contra el Servicio Militar Obligatorio; fue un referente determinante para la creación de la  Asamblea Nacional de Jóvenes por la Paz y nunca ha dejado de gritar en las calles y en las escuelas, “presupuesto presupuesto para la educación, no más armas ni dinero para la represión”.


Muy temprano, terminado el Congreso del 94, cuando la tecnología solo nos ofrecía Paint para pensarnos la imagen, una caracola se fue volviendo un Sol, nuestro sol andino, el solecito que las muchachas pintaban en su rostro para iluminar nuestras marchas y nuestras consignas. Ese solecito sigue iluminando los rostros bellos del estudiantado secundarista y nos sigue indicando el camino de las luchas nuestras, de las luchas del agua y de la tierra, de los tejidos luminosos de dignidad que campean por toda la América Nuestra. Ese solecito se incrustó en nuestro corazón como un tatuaje. Basta ver cuando en estos años nos encontramos viejos amigos de la secundaria y el silencio y las miradas son más que suficientes para saber que ese solecito sigue brillando  en nuestra memoria personal y colectiva.




Hoy acompañé a mi sobrino a tomar el bus que lo llevaría a la XIII Escuela de Liderazgo Estudiantil para la Paz, precisamente en la tierra del Sol, en el corazón de Boyacá, ahí donde nuestros abuelos y nuestras abuelas enfrentaron con asidua entereza las fuerzas pervertidas del genocidio colonial, y no sin bajas, lograron salvaguardar al Sol, Dios Mayor de las tierras Andinas y los mares de agua dulce que nacen en Tota; Así que desde allá y desde acá, que brille el Sol de la ANDES por muchos años más para que siga iluminando la esperanza de las nuevas generaciones.



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lunes, 22 de octubre de 2018

PRONUNCIAMIENTO DE LA SEGUNDA ASAMBLEA NACIONAL DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA-CONCEJO INDÍGENA DE GOBIERNO


PRONUNCIAMIENTO DE LA SEGUNDA ASAMBLEA NACIONAL DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA-CONCEJO INDÍGENA DE GOBIERNO
Octubre, 11,12,13 y 14 de 2018, San Cristobal de las Casas, México
tejemos la vida, pues es la encomienda que recibimos de nuestros antepasados.”
A las Redes de Apoyo al Concejo Indígena de Gobierno - A la Sexta Nacional e Internacional - A los pueblos de México y el mundo
Hermanas, hermanos:

Desde la Segunda Asamblea Plenaria del Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno, llevada a cabo del 11 al 14 de octubre en el CIDECI-UNITIERRA, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, nos dirigimos respetuosamente a las y los compañer@s, que conforman las Redes de Apoyo al CIG, a los pueblos de este país y del mundo para vernos, consultarnos y emprender nuevos pasos para la construcción del nuevo mundo que necesitamos.
Lo decimos con urgencia, porque los que somos pueblos originarios, en nuestra lucha en contra de la profunda enfermedad causada por el capitalismo, tejemos la vida, pues es la encomienda que recibimos de nuestros antepasados. Eso, para nosotros es construir la vida y hacerla crecer en cada rincón, con una esperanza que apueste por la memoria y por los tiempos venideros. Nos tejemos en colectivo como pueblo y en ese trabajo nos tejemos también como personas.  



Somos redes en nuestras localidades donde buscamos en colectivo tener una sola palabra que sea espejo de nuestra madre tierra, de su latido y de su vida. Somos redes de redes en nuestras comunidades y regiones que son colectivos de colectivos, donde encontramos una sola otra palabra, que entre los nuestros, escuchamos con atención porque sigue siendo lo que decidimos libremente ser, eso es nuestra lucha permanente y por eso la respetamos y honramos, haciéndola nuestro gobierno, no ahorita sino siempre, porque de nuestras diferencias surge el acuerdo colectivo. O sea, de nuestro ser diferentes surgimos como uno solo, como los pueblos que somos y es por eso que también honramos nuestras diferencias.
Así, cuando por acuerdo del Quinto Congreso Nacional Indígena decidimos conformar un Concejo Indígena de Gobierno, no fue vacilando, ni pretendiendo que todos sean como nosotros, ni queriendo decir a nadie qué hacer, sino para decir al mundo que no es cierto que el gobierno deba ser para destruir, sino para construir. No es cierto que el gobierno deba ser para servirse, sino para servir. Debe ser espejo de lo que somos cuando soñamos decidiendo nuestro destino, y no la mentira que nos suplanta para decir en nuestro nombre que quiere ver muerto todo a su alrededor.
A eso que tejemos, le llamamos organización y es el territorio que defendemos, es la lengua que hablamos y nos negamos a perder, es la identidad que no olvidamos y que engrandecemos con la lucha. Pero resulta que es también lo que los dueños del dinero necesitan para destruir y convertir en más dinero, para hacerlo mercancías con la explotación, con la pobreza, la enfermedad y con la muerte de muchos otros millones de personas que no son de nuestros pueblos y que viven en las ciudades y en el campo. O sea, tampoco es cierto que la muerte, la represión, el despojo y el desprecio sea sólo para nosotras y nosotros los originarios.



Por eso, ejercer la autonomía con nuestras formas ancestrales de caminar preguntándonos, es la única puerta para poder seguir haciendo de la vida, nuestro camino irrenunciable, pues afuera todo se acomodó para afianzar el terror y la ganancia de los poderosos. En ese contexto, aunque nuestra libre determinación sea reconocida en sus leyes viciadas, no hay forma de que se detenga, o siquiera se frene la acumulación capitalista basada en nuestro exterminio. Esto será posible hasta que se desmonte la finca, la hacienda, la fábrica, el campo de concentración o el cementerio, en lo que han convertido nuestro país y nuestro mundo.
El Concejo Indígena de Gobierno es la forma de honrar nuestras diferencias, para encontrar ahí la palabra en la que nos reflejemos, y que sea un verdadero gobierno. Lo otro, eso a lo que arriba llaman Estado Mexicano, es sólo una mentira hecha para imponer, reprimir y ocultar la muerte que ya se nos desborda haciendo evidente el engaño. Es decir, no son más que una banda de rateros que fingen ser institución de derecha o de izquierda. En cualquier caso, traen la guerra consigo y por más que la maquillen también se les desborda, porque el patrón es el patrón.
Pero abajo, no tenemos más que defender la vida con o sin las mentiras del gobierno que sale, del gobierno que entra, porque las palabras sobran cuando se amenaza a los pueblos Binniza, Chontal, Ikoots, Mixe, Zoque, Nahua y Popoluca del Istmo de Tehuantepec con sus proyectos trasístmicos y la expansión de las Zonas Económicas Especiales, a los pueblos Mayas con su proyecto de tren capitalista que despoja y destruye a su paso la tierra. Las palabras sobran ante la anunciada siembra de un millón de hectáreas con árboles frutales y maderables en el sur del país, ante la ilegal y amañada consulta para la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, o ante la oferta para que sigan invirtiendo las empresas mineras que tienen concesionadas grandes extensiones de los territorios indígenas. Las palabras sobran cuando sin consultar a nuestros pueblos el futuro gobierno impone la creación, al estilo del viejo indigenismo, del Instituto Nacional  de Pueblos Indígenas, comandado por los desertores de nuestra larga lucha de resistencia.
Las palabras sobran cuando vemos el cinismo con que son entregados los pueblos de México a los intereses de Estados Unidos a través del Tratado de Libre Comercio, mismo que promete ratificar el futuro gobierno de López Obrador, quien en uno de sus primeros discursos no dudó en ratificar la continuidad en la actual política monetaria y fiscal, es decir, continuidad en la política neoliberal, la cual será garantizada con el anuncio de que las corporaciones militares seguirán en las calles y con la pretensión de reclutar 50 mil jóvenes para las filas armadas que han servido para reprimir, despojar y sembrar el terror en toda la nación.
Cuando nuestras demandas fueron parar esta guerra y que los derechos de los pueblos indígenas se reconocieran en la constitución mexicana, traducidos en los Acuerdos de San Andrés, fuimos traicionados porque el patrón que no vemos y que es a quien sirven los que dicen gobernar, ordenó tender sobre nosotros muchas leyes que hacen legal robarnos con violencia la tierra, programas para dividirnos y hacernos pelear entre nosotros, sembrar el desprecio y el racismo hacia todas las direcciones. Entonces, las palabras sobran también cuando con cinismo hablan de reconocer en sus leyes profundamente podridas los Acuerdos de San Andrés o nuestra libre determinación, sin siquiera tocar el asesino montaje capitalista que es el Estado Mexicano.
De aprobarse los Acuerdos de San Andrés en el actual contexto, estando vigentes las sucesivas reformas al artículo 27 constitucional, que han transformado la tierra en mercancía y han puesto las riquezas del subsuelo en manos de las grandes empresas, sin acabar con los regímenes de concesiones de aguas, minería, bienes nacionales e hidrocarburos, sin imponer límites al poder imperial derogando el actual Tratado de Libre Comercio y limitando severamente a las grandes corporaciones trasnacionales, sin destruir el control que los grandes cárteles de la delincuencia ejercen, apoyados en las corporaciones militares, sobre nuestros territorios, estaremos viviendo, en el mejor de los casos, una burda ilusión, que nos oculta la embestida del dinero contra nuestros pueblos.
Nosotros, en el Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno, no tenemos duda y no seremos parte de ninguna transformación exponencial capitalista, que con sus prácticas viciadas, tiene su mirada puesta en nuestros territorios. No seremos parte de su mentira sedienta de nuestra sangre y nuestro extermino.
Es por eso, que acordamos seguir construyendo la organización que se convierta en un gobierno propio, autónomo y rebelde, con compañeras y compañeros de otras geografías, para romper en colectivo la inercia que nos imponen, para ver entre todos por donde viene la tormenta y en medio de ella no dejar de tejer, hasta que nuestro tejido se junte con los otros, que brotan por todos los rincones de México y el mundo para que se hagan concejos, que juntos, seamos concejo de gobierno con las redes del apoyo al CIG. Que se desdoblen con sus propias formas y su propia identidad en el campo y la ciudad sin importar las fronteras.
Acordamos consultar en nuestras comunidades, pueblos, naciones, tribus y barrios las formas y modos de construir junto con las redes de redes, chiquitas y grandes, una coordinación que nos enriquezca en el apoyo y la solidaridad, que haga de nuestras diferencias nuestra fuerza, en redes de resistencia y rebeldía con la palabra que nos hace ser uno solo, de manera respetuosa y horizontal.
Y como es de por si nuestro modo, cada paso depende de lo que mero abajo acordemos, por lo que llevaremos a nuestras regiones estos resolutivos para ser consensados, y que la palabra colectiva que nos hace ser lo que somos, nos marque el ritmo, el modo y la dirección. 
Nuestros pasos dependerán también de lo que mero abajo en colectivo decidan los otros y las otras, los maestros, estudiantes, mujeres, trabajadores del campo y la ciudad, de todos lo que en medio de la guerra capitalista también han decido tejer la organización que eche abajo la muerte y la destrucción en la que los capitalistas solo ven ganancias. Si es su decisión, de abajo y autónoma, les llamamos a que consulten de manera seria y comprometida al interior de sus organizaciones y colectivos si es o no necesario para ustedes conformar su Concejo de Gobierno.
Si así lo deciden, en consecuencia a nuestro llamado para hacer retemblar la tierra con la organización de abajo y a la izquierda, siempre contarán con nuestra palabra compañera, desinteresada y solidaria. Compañer@s no serán pasos fáciles, ni rápidos, pero estamos convencidos de que se nacerán profundas grietas para desmontar el poder de arriba.
 En su momento y de acuerdo a la consulta que realicemos en nuestras comunidades, el CNI-CIG discutiremos la incorporación a algo más grande, que sea capaz de incorporar nuestras luchas, pensamientos e identidades. Algo más grande que se haga fuerte con las visiones, modos, formas y tiempos de cada quien. 
Hermanas, hermanos es esta nuestra palabra colectiva, que sigue llamando a la organización de abajo para defender la vida, y sanarnos junto con nuestra madre la tierra.   
Desde CIDECI-UNITIERRA, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
A 14 de octubre de 2018
Por la Reconstitución Integral de Nuestros Pueblos
Nunca Más Un México Sin Nosotros
Congreso Nacional Indígena
Concejo Indígena de Gobierno
Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Fuente: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2018/10/14/pronunciamiento-de-la-segunda-asamblea-nacional-del-congreso-nacional-indigena-concejo-indigena-de-gobierno/