miércoles, 6 de marzo de 2013

Hugo Chávez

Hugo Chávez

“la época ha cambiado, es nueva y sin precedentes, pero han cambiado o están cambiando los pueblos con gran historia como el tuyo, y surgen estadistas brillantes, audaces y valientes con nuevas ideas como tú; nuevas ideas de lo que esta época tan difícil necesita”. Fidel Castro (Sept. 1 de 2006)

Mauricio Rodríguez Amaya

Chávez ha muerto, y hay una América Triste, un mundo triste; el mundo de los desamparados, de los millones y millones de pobres, de los abandonados a la suerte (mala suerte) del sistema financiero internacional; lloran los desarraigados de América, la muerte de un hombre que en poco tiempo se instituyó como esperanza general. Lloran los niños que en Venezuela van a la Escuela en bicicletas cargando a cuestas sus computadores, los de que les entregó la revolución bolivariana en todos los rincones de esa patria;  están tristes los indios de América,  los que habitan desde de Méjico hasta la Patagonia, los que comanda Marcos y los que caminan con Evo cada una de sus pequeñas victorias; están tristes los negros y las negras de América, los hijos de otras tiranías, cuyos abuelos murieron en las minas o en los ingenios y que vieron en Chávez una reivindicación material, racial, de cientos de años de ignominia. 

Hoy sufre una parte de América, la América que es Nuestra, este boceto de proyecto cultural y político nuestroamericano, como habría de denominarlo el maestro de la Patria Grande, don José Martí, esa parte del mundo donde no hay conflicto entre las razas porque no hay razas, esa América que viene cultivando la plena conciencia que hasta que no se haga andar al Indio, no comenzará a andar bien la América. En esta nuestraamerica, hoy están tristes los pueblos, los movimientos de mujeres, los afrodescendientes, las naciones originarias, los y las jóvenes, los ejércitos estudiantiles, baluartes de la revolución nuestraamericana, las madres comunitarias, el campesinado en marcha o en la siembra, los obreros y las obreras pegados al sistema que los consume pero organizados para consumirlo; los intelectuales, las maestras de escuela, las poetisas y los cantores populares, estamos tristes casi todos, que vaina, son más poquitos los que no están tristes, pero que todavía controlan algunos Estados, los medios de comunicación, los parlamentos y las mafias que los engordan y los apoltronan en los solios presidenciales.

Nadie puede dar fe de ese paso indómito entre la vida temporal y la inmortalidad, pero por lo que se ve en esta nación nuestraamericana, ese paso consiste en desprenderse de las carnes envejecidas, abandonar en una cama los males y dejarlos ir sin remordimiento alguno, para ir a incrustarse en la cabeza y en los corazones de millones y millones de seres humanos. Si es así, desde hace rato, Chávez venía labrando ese tránsito doloroso y bello al mismo tiempo. En los pueblos de América, la presencia de Chávez contribuyó a consolidar los caminos de cambio, impulsó la perspectiva y contribuyó al éxito de esas otras luchas. El continente vio girar la rueda de su historia en la dirección necesaria, volvió a creer que era posible constituirse en un eje autónomo del desarrollo y no como la simple coima que sirve de comidas y materias primas en las mesas de los empresarios norteamericanos y europeos. Nuestraamerica volvió a pensar la unidad continental como un proyecto posible, la misma unidad que habían desbaratado los Estados Unidos, la Francia Republica y los británicos en tiempos de Bolívar. Este continente, condenado al exterminio fraterno, la exclusión diaria y el trabajo indigno, volvió creer que era posible que cada familia gozara del legítimo derecho al alimento, a la educación decente y al trabajo bien remunerado. En estos cambios, en estas vueltas a la perspectiva emancipatoria continental, Chávez estuvo cada uno de sus días, en cada una de sus experiencias y en cada una de sus decisiones de gobierno. Con Chávez, la unidad nuestraamericana tiene hoy cuerpo en la CELAC y en el ALCA en UNASUR y en Petrocaribe. Después de Chávez, América no es la misma, ha decidido verse en  su propio rostro, recoger las banderas pisoteadas por años y años de exterminio, y ha retomado el rumbo de su historia, que es sin duda la historia de los pueblos libres, empoderados, grandiosos. 

Cada hombre y cada mujer de esta América Nuestra, tiene una deuda histórica con el Comandante Hugo Chávez, cada hombre y cada mujer de esta América, debe a Chávez el resurgimiento de la esperanza, el volver a enamorarse de estas tierras recónditas, el querer respetarlas y hacerlas respetar de los nuevos y viejos usurpadores; de volver a soñar con la patria grande y de intentar palmo a palmo construirla definitivamente. Gracias a Usted Comandante Hugo Chávez, por que como diría Fidel, la época ha cambiado, es nueva y sin precedentes; y estamos seguros que ha cambiado, porque las revoluciones que encendió son esencialmente irreversibles, y sin precedentes, porque nunca la América Nuestra había estado tan cerca de su propio rostro, de su propia fisionomía negra, amerindia, mestiza, cósmica, llena de vigor revolucionario y de esperanza en el presente y el futuro.

Gracias Comandante.