miércoles, 7 de abril de 2010

Por que Mockus?


¿POR QUÉ MOCKUS?

L.A. Restrepo

Casi estoy siendo arrollado por una desbandada: muchos amigos de diferentes oficios —comerciantes, académicos, profesores, estudiantes, uno que otro profesional, uno que otro trabajador— corren frenéticos hacia el regocijante abrazo del Doctor Antanas Mokus. Un muy educadamente violento griterío emerge del tumulto "A la violencia y la corrupción hay que combatirlas con cultura ciudadana. Para lograrla se requiere de la pedagogía de un maestro. Por tanto, el próximo presidente debe ser un político que, aunque mal político, haya sido profesor y que hable de cultura ciudadana: ¡la inteligencia al poder, muerte a los corruptos!" así, con un tufillo raramente profesoral y típicamente dogmático.

Interesante el discurso aquel: para resolver todos los problemas de Colombia necesitamos un maestro que nos enseñe cultura ciudadana. Así como, hace ocho años, necesitábamos un padre que nos protegiera de los malos. Y así como hace doce años necesitábamos de un santo que nos trajera la paz. Quedo con la sensación de estar siendo burlado por ciertas manipulaciones no carentes de astucia: como el santo no trajo la paz, el padre trajo la guerra para expulsar al malo. Una vez expulsado el malo ahora queremos al maestro para que nos enseñe a ser buenos muchachos.

Pues no creo que el padre haya expulsado al malo porque no creo que ese malo exista como tal y, además, la guerra que se propuso terminar continúa con diferentes intensidades. Y no creo que los problemas del país los resuelva la cultura ciudadana que un maestro viene a enseñarnos. Si todos estamos de acuerdo con que la cultura ciudadana es la solución ¿Por qué pensamos que es a los otros a los que hay que educar? En otras palabras ¿por qué no hemos empezado con nosotros mismos? Llega a mi mente el proyecto de Germania, la capital del Tercer Reich: una ciudad perfecta con buenos ciudadanos y calles limpias de basura, polución, corrupción y violencia; toda edificada sobre bella mampostería de mármol esculpido por esclavos gitanos y judíos, tan anónimos como en su momento los cartuchinos del parque Tercer Milenio.

Soy un convencido de que las materias de religión y ética en los colegios y en las universidades no sirven para enseñar ni ética ni moral. Si no funciona en un aula de clases, mucho menos en un país tan grande, diverso y complejo, al cual se quiere convertir en un gran paraninfo. Quiero decir que la cultura ciudadana, así como la ética o la moral, no se enseñan como se enseñan aritmética o física moderna; el que quiera resolver los problemas del país con cultura ciudadana debe empezar practicándola, y para eso no necesita a un presidente que se lo enseñe.

En cambio creo que para resolver esos problemas, que son en esencia problemas políticos, debe atacárselos con soluciones políticas. Las soluciones espirituales a los problemas espirituales serán posibles por cambios en la cultura, cambios que no dependen de un Presidente. Empero, las soluciones políticas en Colombia sólo se construyen cambiando la ruta de los acontecimientos políticos actuales, que son los mismos de hace más de 40 años. Por ello a todos mis amigos que corren a los lejos hacia la montaña verde, les digo que su algarabía tumultuaria no me inclinará a votar por el buen Mokus. Votaré por Petro.


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