martes, 15 de diciembre de 2015

Arrancan despidos masivos en minas de DRUMMOND

Arrancan despidos masivos en minas de DRUMMOND



Sobre el carbón se cocinan más de 1000 despidos en la Empresa DIMANTEC LTDA, la liquidación de la Convención Colectiva y la violación de los derechos laborales; Ministerio del Trabajo Guarda Silencio y facilita la impunidad

Mauricio Rodríguez Amaya
www.bajolamole.blogspot.com


COLOMBIA: La Multinacional DRUMMOND, es la empresa concesionaria para la explotación de las minas Pribbenow y el Descanso, ubicadas en el Departamento del Cesar; más de mil trabajadores prestan sus servicios para esta Multinacional a través de la Empresa DIMANTEC LTDA, que a su vez es subcontratista de la Empresa GECOLSA S.A., haciendo honor a un complejo sistema de tercerización laboral que facilita el incumplimiento de los derechos individuales y colectivos de los trabajadores. En 2014, tras un pomposo anunció, el entonces Ministro de Trabajo Rafael Pardo comunicó a la opinión pública que esta entidad había sancionado con más de 3 mil millones de pesos a las empresas GECOLSA y DIMANTEC LTDA, por intermediación laboral ilegal; unos meses después el mismo Ministerio del Trabajo Revocó la sanción y al día de hoy no ha dado una respuesta definitiva a la Querella interpuesta por los trabajadores.

Aprovechando que el Ministerio del Trabajo revocó la Sanción por intermediación laboral ilegal que la misma entidad había impuesto, las Empresas Gecolsa y Dimantec iniciaron una milimétrica estrategia para aniquilar los puestos de trabajo y la Convención Colectiva entre DIMANTEC y SINTRAIME; primero, cancelaron los contratos entre DRUMMOND y GECOLSA S.A.; luego GECOLSA liquidó sus contratos con DIMANTEC, quienes anunciaron esta decisión a sus trabajadores mediante un comunicado en octubre de 2015, donde además notificaban que los obreros tendrían contrato solo hasta el 31 de Diciembre de 2015.


El SINDICATO intercedió ante el Ministerio del Trabajo, pidiendo una respuesta urgente en el sentido de ratificar la sanción contra estas empresas y exigir la superación de la intermediación ilegal y la estabilidad laboral de los trabajadores; promovieron reuniones con la misma empresa, pero todo resultó en vano. El 15 de Diciembre de 2015, DIMANTEC inició el desalojo de sus propios trabajadores de sus sitios de trabajo en las minas de DRUMMOND. Sin mediar más palabra, apoyados en su enorme poder económico y justificados en el silencio de la autoridad del Trabajo en Colombia.


Empresas con libertad para aniquilar la libertad de asociación

El sindicato SINTRAIME, filial de la CUT, que agrupa a trabajadores de la industria minera y metalúrgica, tiene una Convención Colectiva con la Empresa DIMANTEC LTDA, en 2014 presentó un nuevo Pliego de Peticiones que la compañía se negó a negociar y que hoy reposa en los escritorios de un Tribunal de Arbitramento. Sin embargo, la ley colombiana protege a los trabajadores mediante el Fuero Circunstancial de la negociación, durante el tiempo que dure en resolverse el conflicto colectivo; Sin embargo, DIMANTEC Ltda, desconociendo esa protección especial de los trabajadores ha iniciado el despido masivo de los obreros, so pretexto de la terminación de la relación contractual con GECOLSA (contratista de DRUMMOND). Ya han sido despedidos nueve trabajadores protegidos con Fuero sindical, incluido un directivo del Sindicato.


Si se cumplen las predicciones de DIMANTEC, entregará sus operaciones a la Compañía CHM,  sin un solo trabajador, sin convención colectiva ni ningún otro tipo de obligación legal o contractual con trabajador alguno; habrá aniquilado la Convención Colectiva vigente y habrá destruido al Sindicato dentro de su empresa en la región del Cesar.

Ministerio del Trabajo, un paso adelante dos pasos atrás

El Ministerio del Trabajo ha contribuido a promover la situación de despidos que hoy se vive en las minas entregadas en concesión a la multinacional DRUMMOND; primero, sancionó a las compañías GECOLSA-DINAMTEC, por intermediación laboral ilegal con una multa superior a los 3 mil millones de pesos; paso seguido, revocó la sanción impuesta y ha guardado silencio sobre la ratificación o no de la sanción por más de medio año, facilitando así, las actividades liquidatorias de Dimantec y Gecolsa. El Ministerio tiene a su cargo otras investigaciones contra DRUMMOND y empresas contratistas dentro de la zona minera del Cesar, pero esas otras averiguaciones también avanzan lentamente; la lentitud y la falta de solidez del Ministerio en las decisiones tomadas, ha creado un campo de impunidad que hoy le permite a las empresas contratistas de DRUMMOND, hacer cancelaciones de contratos para poder sacrificar más de 1000 puestos de trabajo.

Si el Ministerio del Trabajo sigue guardando silencio sobre sus propias decisiones administrativas, en 3nero  de 2016 no habrá empresas que sancionar ni trabajadores a los cuales proteger, pues Gecolsa S.A. habrá salido de las operaciones de Drummond y en consecuencia lo mismo sucederá con Dimantec, al tiempo que más de 1000 obreros perderán sus puestos de trabajo.

La tercerización laboral la causa de todos los males

El panorama actual se sustenta en un modelo de tercerización laboral, que permite a las empresas concesionarias de títulos mineros (como DRUMMOND) tercerizar sus operaciones sin el debido control del Ministerio del Trabajo; Aunque la Ley 1429 de 2010 (art. 63) limita la intermediación de los  trabajadores que realizan actividades misionales permanentes, las compañías mineras siguen aplicando la política laboral a su antojo; de acuerdo con investigaciones recientes, más del 60% de la nómina de DRUMMOND en las minas del Cesar, está tercerizada. Los trabajadores tercerizados no pueden ejercer sus derechos de asociación y negociación colectiva con el verdadero beneficiario de su trabajo, sino que deben consolarse con negociar con las empresas intermediarias, quienes en cualquier momento pueden cancelar los contratos de trabajo con las concesionarias mineras y destrozar así los derechos de los trabajadores.

La tercerización actúa como una tenaza contra los derechos de asociación de los trabajadores, porque impide la relación de ésta con los verdaderos beneficiarios de sus servicios, quienes a su vez, imponen las reglas para evitar que esos trabajadores puedan organizarse permanentemente sin temer a ser despedidos por las empresas intermediarias.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Los pueblos originarios del Cauca en marcha por el Estado Multinacional


Los pueblos originarios del Cauca en marcha por el Estado Multinacional

Mauricio Rodríguez Amaya
www.bajolamole.blogspot.com


El 24 de noviembre de 2015, inició una nueva multitudinaria movilización de hombres y mujeres desde el Cauca hasta la capital de Colombia, para exigir que los representantes del Estado- nación, reconozcan y respeten definitivamente lo derechos a la justicia y a la autodeterminación de los pueblos originarios. Poco se sabe y poco se ve en los grandes medios sobre esta, la tercera marcha de este nivel en los últimos diez años. Los medios no cuentan todo y lo poco que cuentan esta leído bajo el lenguaje y las claves simbólicas de la hegemonía centralista, euro-céntrica y aristócrata v de la élites políticas colombianas: unos indígenas marchan hacia Bogotá, las minorías éticas reclaman una justicia solo para ellos, los indígenas quieren defender los delitos de Feliciano, y así, otros tantos enunciados y calificativos se ven y se leen en la prensa oficial.

Pero quiénes son los que caminan desde el Cauca? Por qué una supuesta minoría se atreve a exigir el derecho a su propia justicia, cuando existe un marco general para todos los habitantes del Estado-nacional colombiano? Tienen derecho los diferentes, los diversos, a otras justicias? Desde mi punto de vista, el modelo de organización del derecho nacional moderno está en crisis, por dos grandes razones; primero, por su pretensión homogenizadora de las diversidades culturales que componen el Estado, y dos, por su negación consecuencial de los otros derechos, de las otras justicias. Si bien es cierto, que la Constitución colombia aportó cambios indiscutibles en el reconocimiento de los derechos propios de otros pueblos, de otras nacionalidades que comparten el mismo estado colombiano, también es cierto que aún hace falta materializar muchas de las promesas constitucionales referentes a la inclusión y a la convivencia de las diferentes justicias.

Somos herederos de una fuerte tradición moderna que constituyó al Estado-Nación en el eje articulador de las leyes, de los poderes territoriales y en cierto modo, de las culturas y sus referentes simbólicos expresivos. Como recuerda, García Linera (La potencia Plebeya, 2005) cuando Simón Bolívar fundó el Estado Liberal en Bolivia, reconoció derechos políticos a los ciudadanos de origen español pero no reconoció los mismos derechos a los indios. Era menester ponernos al día, por lo menos formalmente a las exigencias de los conquistadores, quienes habían reconstituido nuestras complejidades socioculturales desde la perspectiva europea,  quienes habían negado la existencia de otras culturas deferentes a la suya a través de la fuerza o la persuasión (o de la persuasión después de la fuerza). Había que parecernos al conquistador y en lo posible alejarnos de la condición cultural y política de los derrotados. Bolívar, por supuesto, es un ícono de su época en términos políticos, sus paradigmas histórico culturales no distan sustancialmente de las coronas que derrotó en la guerra, es un heredo de los procesos de aculturación e imposición cultural sobre el suelo de nuestra América. Y en esta realidad quizás se finque su intención de construir Estados lo más parecidos posibles a los conquistadores que derrotaba, con todos su modelo cultural  y su “sistema de creencias, prejuicios y valores dominantes que había ordenado los comportamientos colectivos antes del proceso independentista: la racialización de las diferencias sociales a través de la invención estatal del “indio”, no sólo como categoría tributaria, sino, ante todo, como el “otro negativo”, ordenador de los esquemas simbólicos con los que las personas daban sentido al mundo, incluidos los propios indios” (Linera, 2005, Pág. 271).

La negación del otro, del derrotado, del diferente del indio, descansa en la médula del Estado Nacional moderno; y contra ese paradigma de negación, es que se levanta nuestra potencia plebeya de los pueblos originarios del Cauca. Contra un sistema legal que niega las otras culturas, las autonomías, los otros derechos, las otras cosmovisiones posibles sobre la vida, sobre el territorio y sobre el poder. Pero la nueva marcha indígena no es solo una protesta contra el modelo monopolista del Estado nacional moderno; también es una apuesta por el reconocimiento y por la redistribución, como diría Boaventura de Sousa Santos; por el reconocimiento de su propia subjetividad e historicidad, de su propia existencia y su propia cosmogonía; y por la redistribución del territorio, de la riqueza, del poder y del derecho a la cultura (a las culturas), a compartir el espacio histórico del Estado y sus sistemas legales y de poder; la marcha indígena por los 700 kilómetros que separan al Cauca de Bogotá, es solo uno de los primeros pasos hacia el Estado Multinacional colombiano. Un estado de las culturas nacionales, reconocidas, empoderadas, constituyentes de su poder y de su historia.


jueves, 9 de abril de 2015

Reivindicamos la política, la vida y la paz. Carta a los aplausos de Vallejo

Reivindicamos la política, la vida y la paz. Carta a los aplausos de Vallejo
Son indiscutibles las razones por las que Fernando Vallejo merece ser leído y escuchado con absoluto respeto. La admiración que convocan sus obras está bien plasmada en los muchos premios que le han sido otorgados y en los corazones de las personas que esperan sus nuevas palabras para ovacionarle.
No obstante, las acostumbradas posturas de Vallejo contra todo y contra todos aparecen en el año 2015 de un modo especial por todos los cambios posibles y riesgos que reúne nuestro tiempo como interpelaciones decisivas para quienes reivindicamos la política, la vida y la paz. Los muchos aplausos que concitó, sobre todo de personas jóvenes, con lo que dijo en uno de los eventos más grandes que se han hecho en Bogotá sobre la cultura y la paz implican una discusión que tenemos que dar como generación sobre lo que somos ahora y sobre lo que seremos en el futuro.
Aplausos para Vallejo. Las palabras del autor de la celebrada novela “La virgen de los sicarios”, un título que es como un tatuaje de nuestra época, fueron un repudio a los personajes que ocupan las primeras planas de los medios de comunicación como un catálogo de asociaciones entre apellidos, crímenes e ilegitimidades. Y son un repudio a la clase política y su falta de vergüenza, y una denuncia justa de muchas cosas que sabemos y con las que nos hemos tenido que acostumbrar a vivir. Dichas por Vallejo, el respetado Vallejo, fueron además un conjuro, una cachetada efectiva como quisiéramos darle miles a miles, una que en serio les puede llegar, como no ocurre con nuestras iras anónimas.
Pero las palabras de Vallejo tienen otro alcance, aplausos. En la mirada de un país en el que todo merece ser repudiado, excepto la responsabilidad individual, porque 'yo no dañé nada', hay un abismo de indignidad en el que se cuestiona sólo la moral ajena y no hay una autocrítica que invite a construir una Colombia distinta ala que se dice repudiar. El abismo al que conduce la idea de que después de ver y reconocer el horror que ha sido nuestra historia, a través de la narrativa engañosa que se ha impuesto por la TV y por muchos libros, deberíamos repudiar a la política como causante de todos nuestros problemas, como la caja de Pandora de la que han salido todos los males de nuestra sociedad.
Más acá de las diatribas de Vallejo, no se puede esperar que algún día caigan del cielo la justicia, ni la democracia ni otras tantas cosas necesarias para lograr una Colombia mejor para los millones que requieren vivir en dignidad. No se puede esperar ninguna de estas cosas ni la “justicia para las víctimas” que reclama Vallejo si, al mismo tiempo, se permite la degradación de la política como campo e instrumento de transformaciones reales.
La razón por la que esta carta es para los aplausos más que para Vallejo es porque él no es ni el primero, ni el último ni el único que convoca los aplausos contra la política misma como una supuesta forma de salvarnos de la corrupción. Y la razón por la que esta carta es urgente es porque en este momento, en 2015, cuando se avanza en los diálogos de paz como nunca antes, estamos ante la pregunta acerca de qué vamos a hacer como generación frente a los cambios que se avecinan, tarde o temprano. Lo quiera Vallejo o no, con su repudio de la política y de la participación, la paz se vislumbra como un escenario de consolidación del poder corrupto que ha querido imponerse en nuestro territorio, sin herencia de rebeldías ni de resistencias, sin nuestras energías como posibilidad ni alternativa, ni la de hijos que no vale la pena tener.
Involucrarse, amar, meterse, participar, crear y colaborar con otros y otras para que se pueda crear y vivir dignamente, y para que se pueda soñar con otro mundo posible y se pueda hacerlo realidad a través de hechos concretos, no es ni será jamás un campo despejado de felicidad asegurada. Es cierto y duele, aplausos, que esa lista diaria de muertos y de horrores corroboran lo terrible que puede ser la política, pero el riesgo de nuestra época y que hace del discurso de Vallejo una alerta tan sonora es que por quedarnos en el esfuerzo ético de hacer visible la tragedia y denunciarla, perdamos la posibilidad de reconocer la dignidad que subyace a la mucha política que se ha hecho en Colombia y en el mundo, y a la que le debemos la mucha dignidad y esperanza que hoy guardamos en el corazón muchos jóvenes, hombres y mujeres, que reivindicamos la política. No podemos desconocer la gran lucha que ha mantenido viva la posibilidad de una solución política del conflicto, a pesar del gran negocio que ha significado para los más poderosos exterminar poblaciones enteras, negar los derechos fundamentales e imponer un modelo injusto y excluyente en nuestro país, bajo la excusa de la existencia del conflicto mismo.
La violencia se estableció tanto en Colombia que ideas expresadas por Vallejo, como la que parece reclamar que se restaure la Ley del Talión  aumentada, terminan siendo aplaudidas y alabadas. Es por eso hoy, más que nunca, es urgente la construcción de la paz con las voces de todas y todos, no como un concepto vacío sino desde nuestras acciones cotidianas.
La certeza que nos asiste radica en el rescate de la ética y de la política misma, de la política comprendida como un instrumento y campo para la felicidad y la emancipación, que son posibles cuando van de la mano de nuevas formas y prácticas éticas de la política para la humanidad y la naturaleza.
Aplausos de irreverencia y de rebeldía, de amor por los animales, de rechazo a la corrupción y las violencias es lo que requiere Colombia: la reflexión que deviene en polémica superficial es como una lectura marchita y estéril. De las mismas ganas de cambiar las cosas y desde la misma indignación está consolidándose una generación que quiere asumir los desafíos de su tiempo, que busca ser radical en la esperanza, con la memoria bien puesta en el dolor tanto como en la dignidad, que reivindica la política, la vida y la paz. Aplausos para la generación que somos y que podemos ser.

Firmamos:
José Antequera Guzmán
Fernanda Espinosa Moreno
Francisco Javier Cuadros
Donka Atanasova
Mauricio Rodríguez Amaya
Juan Ballestas
Lorena Aristizabal
Carlos Alberto Benavides
Andrés Camacho
Alhena Caicedo
David Flórez
Marcela Tovar
Omar Vera
Brayan Jiménez Rodríguez
Natalia Munevar
Camilo Álvarez
Juan Carlos Villamizar
David Villanueva
Alejandro Quiceno
Gabriel Becerra
Gabriel Delgado
María Fernanda Sarmiento Bonilla

 Siguen firmas

viernes, 20 de febrero de 2015

Las Ocho guerras


Las ocho guerras


Mauricio Rodríguez Amaya
Julio, 2028

H
ace quince años, el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo nos invitó a un evento de conmemoración de su 35 aniversario, en esta multitudinaria reunión, se dejó planteada una pregunta: ¿cómo será el país de los próximos quince años? Bueno, no teníamos como saberlo, no conocíamos la paz, por lo menos la firma de acuerdos que permitieran la superación del conflicto armado, éramos parte de la generación que no conocía un solo día sin violencia; y peor aún, no teníamos ni idea que habríamos de vivir el largo periodo de las ocho guerras.

La historia cambió, dio vuelcos incomprensibles y  vertiginosos; parimos un nuevo destino en medio de miles de incertidumbres, conflictos necesarios y aprendizajes complejos. Después de la firma de los acuerdos de paz, el país tomó un nuevo aire; las alas de los pueblos se multiplicaron y las calles se llenaron de gente para exigir cambios profundos, los colores se tomaron las calles y las calles se llenaron de protestas y las protestas estaban hinchadas de programas y los programas eran el futuro. Pero, como era de esperarse, muchos aún no comprendían los giros de la historia, y al contrario, hicieron todo cuanto estuvo en sus manos para evitar los cambios.  Así llegó esa época apasionante y dolorosa, que los historiadores contemporáneos llaman el período de las ocho guerras. Paradójicamente, la guerrilla más antigua del mundo dejaba las últimas armas, mientras cientos de personas por todo el territorio colombiano las tomaban por primera vez. Todos sabemos que el periodo de las ocho guerras fue menos largo pero mucho más intenso que la época anterior, y en cierta forma sin él, no estaríamos hoy hablando de los cambios que logramos. Primero vino la guerra de la tierra, en la que miles de campesinos saltaron sobre millones de hectáreas despobladas y dedicadas al engorde financiero; familias enteras se inmolaron para que fuera posible recuperar la pequeña propiedad campesina en el país con la mayor concentración latifundista; muchos murieron, aún en este momento no ha sido posible indicar cuantos, pero la guerra se ganó y no hubo suficientes balas ni bombas para despoblar un país que estaba siendo reconquistado y repoblado por la esperanza y la vida; pero si la guerra de la tierra fue cruenta, la guerra del agua fue más dolorosa. Empresas multinacionales eran las dueñas de las minas, el petróleo  y el agua, y fueron necesarias las más de 300 asambleas populares, las consultas abiertas, los millones de votos, para que se entendiera la necesidad de recuperar el control directo de la explotación de los recursos naturales y particularmente, el control sobre el agua. Pueblos enteros, miles de personas dejaron su vida en paréntesis, hasta no resolver el problema de la expulsión de la trasnacionales del agua y de las minas; las gentes en las plazas por más de cuatro meses en el año de las causas perdidas, lograron que el Estado reconociera la propiedad legítima sobre la tierra, el agua y los recursos naturales; fue la gente bajo las carpas, las lluvias matutinas y el inquebrantable solsticio de ese invierno, lo que lograron recuperaran el control sobre sus territorios, sus culturas sus imaginarios colectivos, sus vidas. Vino la guerra de los desocupados y las miles de manifestaciones atropelladas en las ciudades capitales; y esos desocupados se juntaron con los sindicatos y ganaron mejores condiciones para el empleo y el trabajo digno;  vimos venir la guerra del aire, y la ganamos,  y nunca tanta gente entendió como en esos meses su derecho al oxígeno limpio; y vivimos la guerra del petróleo y no se vendió un solo galón más de combustible privatizado; fuimos testigos de la guerra del indio y los territorios crecieron y volvimos a disfrutar de los sitios sagrados y se recuperaron cientos de estos lugares que habían sido avasallados por las excavadoras del carbón y los metales; sufrimos la guerra de los puertos, también conocida como la guerra negra, porque por todo el borde descomunal del pacífico, miles de hombres y mujeres de tez morena y corazones cálidos decidieron recuperar el rumbo de su propia historia. Esos días en que se pararon los puertos de pacífico,  sufrimos los avatares del desabastecimiento, pero en medio de las necesidades, todos sabíamos que era necesario aguantar, y así fue posible, volver a probar las bondades de nuestro suelo y nuestras montañas, de nuestros mares y ríos que se recuperaban vertiginosamente de la debacle próxima que produjo las guerras.

Luego vinieron esos días difíciles, cuando la represión endureció sus tácticas ad portas de la caída del régimen del Infame Monumental; soportamos con dignidad las duras circunstancias en esa breve guerra de los colores, y pudimos conocer el primer gobierno de los pueblos libres de la Colombia entera; el día de la marcha de los colores, sentíamos que nos estábamos descubriendo a nosotros mismos, que no había viaje hacia atrás y que era el momento de asumir la tarea de  inundar todas las literaturas con nuestra propia historia.
Estos quince años, desde el día en que el Colectivo nos indagó sobre el futuro, han sido la cantera de otra vida, la vida de otros pueblos, la esperanza que resurgió de las tristezas y de la muerte; han sido la vida repensándose y la tierra produciendo de nuevo alimento y amor; el agua fluye y es de todos, se puede respirar sin pagar el odioso impuesto del aire; se puede caminar por el mundo y tener el pecho henchido de orgullo por estas ocho guerras que cambiaron nuestras vidas para siempre.


lunes, 2 de febrero de 2015

No hubo acuerdo en CARGOBÁN




CARGOBAN OPTÓ POR LA ILEGALIDAD
Se agotó sin acuerdo la etapa de arreglo directo en la negociación colectiva entre CARGOBAN y Unión Portuaria, los trabajadores someterán el Pliego a un  Tribunal de Arbitramento

Apartadó, Febrero 4 – La Unión Portuaria, lamenta la decisión de la Empresa Cargoban de negarse a un arreglo directo que dé vida a una convención colectiva que proteja los derechos establecidos por la ley de los trabajadores de esta compañía. El sindicato dejó constancia de su voluntad  de negociación, de buscar fórmulas y acuerdos que fueran dándole forma a un arreglo directo.

La Unión Portuaria ratifica que no es posible que la empresa CARGOBAN, continúe contratando a los trabajadores sin garantizar el principio constitucional de estabilidad, con contratos de tres meses que no cumplen con los preceptos de ley después de la tercera prórroga. Más de 300 trabajadores llevan más de 10 años vinculados a la empresa a través de esta modalidad precaria. Tampoco es posible que CARGOBAN insista en sobreexplotar a los trabajadores imponiendo jornadas de trabajo muy superiores a las establecidas por la ley; más de 84 trabajadores se ven sometidos a jornadas de más de 90 horas en labores en fondeo, y  en embarcadero los obreros portuarios deben someterse a 16 o más horas de trabajo continuo; Cargoban no paga un solo recargo ni por tiempo suplementario, ni por dominicales, festivos, horario nocturno, tampoco reconoce el descanso obligatorio remunerado de sus trabajadores de la operación portuaria en agua y en tierra. CARGOBAN viola la normatividad colombiana abiertamente, al imponer jornadas laborales muy lejos del límite legal permitido.

El sindicato propuso fórmulas para garantizar el derecho de alimentación y las condiciones en que se consumen los alimentos de los trabajadores que laboran en agua y en tierra; sin embargo, la empresa se negó a reconocer el derecho de alimentación de los trabajadores quienes deben consumirlos sin las más mínimas condiciones de salubridad.  CARGOBAN, se niega a reconocer un salario básico para sus trabajadores, insiste en el pago al destajo, desconociendo la jurisprudencia internacional de la OIT y en contravía de las necesidades de avanzar en la formalización del trabajo en los puertos, tal como lo estableció el Plan de Acción Laboral Obama-Santos. Estabilizar los ingresos, regularizar el empleo, mejorar las condiciones de vida, seguridad e higiene en el lugar de trabajo, son obligaciones de las empresas portuarias de acuerdo con las recomendaciones y convenios internacionales OIT que regulan la actividad portuaria.

La Unión portuaria exige el respeto de las garantías sindicales de sus trabajadores afiliados en CARGOBAN, solicita a la empresa cesar definitivamente los despidos de los sindicalizados, la discriminación de que son objeto algunos trabajadores sindicalizados a quienes se les cancelan los turnos de trabajo, a fin de evitar su actividad sindical. La violación a la libertad sindical acarrea responsabilidades en materia civil y penal; no puede CARGOBAN crear una masacre laboral con el fin de destruir la presencia del sindicato Unión Portuaria. También exigimos que cese la utilización del pacto colectivo como mecanismo de limitar el derecho de asociación.

Asamblea Informativa
Sábado 7 de Febrero 2015
Turbo, Auditorio Empresa Solidaria
9:00 a.m.

Comisión Negociadora
Unión Portuaria de Colombia
¡Empleo digno, puerto en paz!

 ______________

jueves, 22 de enero de 2015

Continúan negociaciones en CARGOBAN


Continúan negociaciones en CARGOBAN

Sindicato alerta sobre los altos costos que se pueden producir para  la compañía por la inadecuada asesoría en la Mesa de Negociaciones



Apartadó- El 21 de enero de 2015, se inició la segunda ronda de conversaciones entre los representantes de la Unión Portuaria y los delegados de CARGOBAN. De nuevo, la reunión se centró en el tema del reintegro de los trabajadores que han sido despedidos desde el momento de la presentación del pliego. Desde que la Unión Portuaria presentó su Pliego en noviembre de 2014, la empresa ha decidido no renovar el contrato a 28 sindicalistas, de los cuales ha recontratado a quienes se sometieron a la obligación de renunciar a su afiliación sindical. Sin duda, CARGOBAN adelanta una asidua persecución sindical, para evitar el éxito de los reclamos de los trabajadores. Pero contrario a las pretensiones de esta compañía, los trabajadores seguimos unidos, impulsando la negociación colectiva, recibiendo día a día nuevas afiliaciones y preparándonos para enfrentar el eventual fracaso de la etapa de arreglo directo.

Ya estamos viendo algunos cambios que son producto de la negociación y de los reclamos sindicales; durante la última semana, CARGOBAN ha empezado a ofrecer refrigerios a los trabajadores que hacen el sellado en UNIBAN, a quienes nunca antes se les había reconocido con alimentos el esfuerzo de más de 18 horas diarias de trabajo sin descanso. En pocos días, CARGOBAN deberá implementar jornadas de trabajo legales, gracias a la presión de la Unión Portuaria y a las exigencias del Ministerio del Trabajo para que esta empresa supere el estado de ilegalidad en que se desarrollan los turnos de trabajo.

Falta mucho por ganar, CARGOBAN es una compañía que durante años ha logrado mantener intacto su esquema ilegal de contratación. Pero gracias a la acción colectiva de los trabajadores, lograremos tener por fin contratos a término indefinido, estabilidad laboral, salario decente, jornadas de trabajo dignas, descansos remunerados, recargos nocturnos, pagos de dominicales y festivos, vacaciones, entre otras cosas establecidas por la ley que jamás se han visto en CARGOBAN.

No deja de preocuparnos la actitud de los asesores de CARGOBAN en la mesa de negociaciones, quienes se han puesto una venda en los ojos para no ver las ilegalidades  en que operan las relaciones laborales en esta empresa. No quieren escuchar razón alguna a pesar de tener conciencia sobre los altos costos económicos que pueden producirse para la compañía ante las ilegalidades en que funciona su esquema laboral. Por esta razón, el Sindicato buscará en los próximos días una reunión directa con los dueños y socios directivos de CARGOBAN y UNIBAN, para plantearles la gravedad de la actual modalidad ilegal de contratación.  

CONVOCATORIA
ASAMBLEA EXTRAORDINARIA DE TRABAJADORES PORTUARIOS
Domingo 25 de enero de 2015
9:00 A.M.
Turbo, (auditorio empresa solidaria)

Comisión Negociadora
Unión Portuaria de Colombia


¡Empleo digno, puerto en Paz!

miércoles, 14 de enero de 2015

Inició negociación de Pliego entre CARGOBAN Y LA UNIÓN PORTUARIA

SE INICIÓ ETAPA DE ARREGLO DIRECTO ENTRE
CARGOBAN Y UNIÓN PORTUARIA


E
l 14 de enero de 2015 se inició la etapa de arreglo directo de la negociación del Pliego de Peticiones presentado por la organización sindical Unión Portuaria a la Empresa CARGOBAN. El pliego fue presentado el 25 de noviembre, pero debido a varias tácticas dilatorias de la empresa para impedir la negociación, solo hasta hoy fue posible arrancar la discusión del pliego de peticiones. Sin embargo, esta negociación se inicia en un ambiente hostil contra los trabajadores, pues desde la presentación del pliego, CARGOBAN ha despedido más de 16 obreros y ha ejercido presiones indebidas contra los sindicalizados, para obligarlos a renunciar al sindicato; la Unión Portuaria ha manifestado abiertamente su rechazo a las medidas represivas contra los trabajadores adelantadas por CARGOBAN, rechaza las agresiones y amenazas contra los líderes sindicales y exige el reintegro inmediato de los despedidos.

En las próximas jornadas se abordarán prioritariamente el reintegro de los despedidos, la cesación de los hostigamientos y los contenidos del pliego de peticiones, donde se resaltan como principales aspectos: estabilidad laboral, contratación directa de los trabajadores de CARGOBAN con contratos laborales a término indefinido; establecimiento de jornada laboral, salarios justos, recargos y nivelación salarial, respeto al debido proceso en cuestiones disciplinarias, subsidios de alimentación, transporte, uniformes y calzado, entre otros aspectos relevantes para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Para la Unión Portuaria, es un principio que el mejoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores, la estabilidad laboral, el respeto a las jornadas y horarios de trabajo, redunda directamente en empresas más productivas para la región y el País. Llamamos a los trabajadores a sindicalizarse a la Unión Portuaria, porque la unión hace la fuerza, y los convocamos a estar atentos a los avances de este proceso de negociación.

Apartadó, Urabá; Enero 14 de 2014
Unión Portuaria

Subdirectiva Turbo