Estos segundos míos
Almaro
Todo va bien, el día corre al ritmo de sus horas, y las horas caminan como por minutos. Pero los segundos, los segundos son un poco esquivos, se escapan, van, vuelven, corren, se distraen permanentemente con tus labios, con tus dientes y esa sonrisa mágica; se pierden en el recuerdo permanente de tus ojos; estos segundos desconcentrados se quedan mirándote pacientemente, con ganas de besarte, pero el tiempo entero los empuja, les exhorta al trabajo. Estos segundos testarudos se van robando el día; en mi agenda van quedando compromisos que no se cumplen o se llevan a medias, otros, claro, se sacan sin afanes. Sin embargo debo confesarte que la cantidad de segunditos solazados son tantos que me asaltan una buena porción de la mañana. Sigo aquí haciéndoles caso, como sin ganas de imponer la autoridad que requiere el empleo. Sigo haciéndoles caso, cuando me incitan a escribirte unas palabritas para contarte cómo me manejan estos segundos sinvergüenzas míos. |
1 comentario:
Es asombroso el grado de equilibro al que puede llegar el amor, o mejor esta nascua. Muchos segundo no se salvan de la rutina laboral, de las obligaciones y compromisos, pero algunos, pocos a veces, logran con éxito revolucionario liberarse y escribir unas palabras para esos ojos, ese pecho, esos brazos en los que no dejas de pensar. Estos segundo que ahora gritan de alegría al saber que pueden gritar que te amo y pueden, también agradecer a tus segundos por escribir esas palabras hermosas que no se merecen más que el adjetivo de támascas. Ki Jali
Att,
mafe
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