sábado, 18 de mayo de 2019

La Revolución de Francia


La Revolución de Francia
"En este contexto de luchas, de revoluciones por la tierra y el agua, emergió el corazón rebelde de Francia Márquez, mujer negra, ambientalista y líder social, quien, desde La Toma lanzó un grito de indignación que se sintió en toda la región caucana y mucho más allá de las fronteras nacionales." 




 Mauricio Rodríguez Amaya
@apuntadelengua
  
Desde las montañas imponentes de Suárez que alimentan al Cauca y vierten el agua que da vida a la región y al país, se escucha la voz del Consejo Comunitario de La Toma, donde a partir de pequeñas revoluciones, hombres y mujeres afrodescendientes han enfrentado, no sin riesgos, el impacto de la minería del oro, tanto de la ilegal, que poco a poco ha desplazado el barequeo artesanal de los pueblos negros, como la minería trasnacional, que cada día impone su política extractivista en los territorios colombianos.  El Consejo Comunitario de la Toma, ha logrado luchas memorables en la defensa de su territorio ante los intereses trasnacionales extractivistas y de la minería ilegal apoyada con los brazos paraestatales de la violencia. Tras una larga lucha política y jurídica, este Consejo Comunitario logró la suspensión de varios títulos mineros otorgados a compañías trasnacionales como Anglogold Ashanti, tras un histórico fallo de la Corte Constitucional que protegió los derechos de los pueblos negros a la consulta previa.



En este contexto de luchas, de revoluciones por la tierra y el agua, emergió el corazón rebelde de Francia Márquez, mujer negra, ambientalista y líder social, quien, desde La Toma lanzó un grito de indignación que se sintió en toda la región caucana y mucho más allá de las fronteras nacionales. De niña vivió los rigores de la violencia, y con su familia se desplazó de Yolombó al Cauca para surcar nuevos caminos. En medio de la guerra y la minería, decidió estudiar derecho y hacerse abogada para comprender los intríngulis de los lenguajes institucionales desde los cuales el Estado habla a los mineros artesanales para irlos sacando de los territorios; se vinculó a procesos de investigación territorial, de la mano de académicos como Arturo Escobar e Hildebrando Vélez, con los cuales trabajó para construir nuevos referentes teóricos y políticos en la defensa del agua, la cultura y el territorio. En 2018 aspiró a la Cámara de Representantes por la Circunscripción Afrodescendiente con el respaldo del Consejo Comunitario del Río Yurumanguí, al lado de líder juvenil de Buenaventura, Leonard Rentería, y aunque los votos no le alcanzaron para llegar al Congreso, Francia se consolidó como un ícono de las luchas de los pueblos negros por la defensa de los bienes comunes.


En 2018, recibió el Premio Goldman como reconocimiento a su incansable lucha por los derechos de la naturaleza y de los pueblos afrodescendientes. Este galardón le ha permitido visibilizar las difíciles circunstancias en que las organizaciones comunitarias del Cauca deben enfrentar las presiones de la minería, la violencia institucionalizada, la pobreza y la desigualdad. Su voz ha alcanzado un importante reconocimiento internacional, y sin embargo, sigue siendo la luchadora que desde el Cauca enfrenta las políticas de desarraigo, al mismo tiempo que  lucha por alcanzar la paz de Colombia. Hace pocos días fue víctima de un atentado contra su vida y la de otros líderes afrodescendientes en hechos que aun no han sido esclarecidos por el Estado Colombiano.


 

Francia Márquez hace parte de ese complejo grupo de líderes sociales, que hoy enfrentan no solo los intereses del extractivismo trasnacional, sino que al mismo tiempo, deben salvaguardarse de las amenazas y los atentados ante el silencio impune de las instituciones nacionales; por esa razón, ella y otro grupo de representantes de las luchas territoriales, lanzaron hace pocos días una campaña de visibilización denominada #UnLíderEnMiLugar.


Así como ella, cientos de líderes enfrentan hoy en el Cauca una lucha intensa en defensa de los bienes comunes y para limitar la intensificación de los proyectos mineros; de acuerdo con los datos de la Agencia Nacional de Minas (2017), en esta región se han expedido más  de 200 títulos mineros para la explotación del oro, el Estado colombiano ha otorgado 399 contratos de concesión minera y ha autorizado más de 160 solicitudes temporales de explotación aurífera, sin contar los contratos y concesiones para la explotación de carbón y materiales de construcción. La minería del oro a gran escala en el departamento del Cauca, representa cerca del 10% del total nacional, y sus efectos sobre los ríos y regiones productivas ha sido devastador, ya sea por la utilización de químicos que envenenan las aguas, o por el impacto que tiene la explotación minera en el incremento del desplazamiento de las poblaciones de las áreas otorgadas a las empresas concesionarias.

También en esta región se han incrementado los asesinatos de líderes sociales, las amenazas y los atentados, como el sufrido por Francia Márquez y otros dirigentes afrodescendientes; el Cauca es el departamento donde se han producido más asesinatos a líderes sociales, en lo que va corrido del Gobierno del Presidente Duque. La protección de los representantes de las organizaciones comunitarias es incipiente y no hay manera de mitigar los riesgos de la violencia institucionalizada.
 
Pero en medio de estas difíciles circunstancias, los pueblos negros del Cauca siguen tejiendo sus pequeñas revoluciones, las revoluciones en defensa del Agua y de la tierra, de la siembra y el pan. En el Cauca se viven las revoluciones de pueblos que desde cientos de años han luchado por su libertad y que hoy siguen en la brega por la liberación de la madre tierra. Son las rebeliones contra la minería y por el derecho a la vida; son las rebeliones contra el extractivismo y por el derecho al territorio, las revoluciones por la paz, que resurgen desde las montañas de Suarez para proteger la vida del Rio Cauca, la vida de todos y todas que desde esas montañas claman por la paz, y esperan contar con el despertar de un país que pareciera condenado al silencio eterno.

 

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