sábado, 15 de junio de 2019

Hija


Hija






Almaro

Nací el mismo día cuando vi tus ojos. Ya tenía sospechas que vendrías para revolcarlo todo, para poner a latir este corazón inagotable, para llenar de vida la vida completa, para que cada paso y cada palabra tuya lo cambiara todo, lo hiciera letra, flor, caricia, amor, alimento, calma. Llegaste entre los vientos de abril y las esperanzas de la juventud; traías entre tus manos la estrella que me guía.
 

Fuimos caminando desde la casa al primer día del colegio y ni tú, ni tu mami ni yo queríamos movernos de la puerta; vivimos heridas de los primeros días y aprendimos a curarnos juntos; luego todo era una fiesta entre colores y dibujos mágicos que aun conservo como se conservan los tesoros de la Atlántida. Luego fuimos muchos días a la escuela y al parque, a la tienda y al cine; en las noches, leímos muchas historias que se iban quedando en tu memoria mientras venían los sueños, y cuando sentías que mi voz se apagaba, entre el cansancio y las horas, volvías en sí para pedir con tu voz entre dormida, sigue leyendo. 




También nos separamos muchos días y las lágrimas nos hicieron abrazarnos infinitamente para recordarnos que en nuestros brazos están los secretos que se necesitan para respirar. Luego vinieron tus palabras bellas, tu amor por las divinas, tu canto a tientas de las letras de las populares, y tu sonrisa milagrosa en la que se olvidaban todas las angustias.



Aprendimos a leernos los cuentos y los ojos, a quedarnos en silencio sobre los dibujos y sobre la pradera de los parques. Aprendimos a respirar al mismo tiempo y aprendí a subir las escaleras mientras me ganabas todas las carreras. Aprendí a vivir por primera vez siguiendo cada uno de tus pasos. Aprendimos a viajar juntos y a conocer de la mano otros destinos, otros idiomas, otras geografías de este planeta que se nos quiere volver más pequeñito.

Vas creciendo y en tus ojos es donde quedan los secretos de la esperanza; en cada marca de este calendario estás más grande, y a veces a mi lado, sueñas con alcanzar mi estatura mediana. Reconoces que te falta trabajo, pero estás tranquila porque sabes que más temprano que tarde me mirarás desde más arriba y besarás mi cabeza cuando me abraces en silencio y mi corazón brinque como niño cerquita de tus brazos.


Hija, tu tallaste la forma perfecta de este corazón, has acompañado mis triunfos y me has visto llorar en esos días de las cosas difíciles; hemos conversado por horas, sobre las cosas que nos enseñan y nos desenseñan estos días turbulentos, donde el odio pareciera ganarle la batalla al amor y en donde las gentes se estrellan en los paraderos de sus propios afanes. Pero tu hija mía, sigues vertiendo calma en esta vida que respira para tenerte cerca, que no se rinde, porque tú eres el más grande de los triunfos, el más perfectamente sencillo deseo de vivir.



Gracias por acompañar este camino, gracias por haber mirado hacia este planeta, cuando antes de venir, decidiste escogernos a tu mami y sus ojos gigantes y a mí, con este corazón que ya te pertenecía antes de conocerte. Gracias por caminar a mi lado y por ganarme las carreras en las escaleras y los parques, gracias por escribir tan bello como lo haces, gracias por compartir esta pasión por las letras y las lecturas y gracias por enseñarme que el tamaño del amor está hecho a la medida de tu sonrisa y a la forma exacta de tus abrazos. El camino nos llevará a nuevos destinos y también volveremos de vez en cuando a los senderos ya  caminados para recordarme, recordarnos, que el aire de tu aliento es el que necesito diariamente para respirar.







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miércoles, 12 de junio de 2019

Buenaventura, el pueblo no se rinde carajo



Buenaventura: el pueblo no se rinde carajo



Mauricio Rodríguez Amaya
@apuntadelengua




Hoy los bonaverenses conmemoran dos años del Paro Cívico y saben que la forma de presionar el cumplimiento de los acuerdos es manteniendo viva la llama que ya encendieron

 Aspectos de la movilización en mayo del 2017 en las distintas calles de Buenaventura, Valle del Cauca. Foto: Mauricio Rodríguez Amaya
  
A las 5 de la mañana del 16 de mayo de 2017, en el puente El Piñal, que une la isla y el continente, se dio inicio al Paro Cívico de Buenaventura. Se establecieron los puntos de encuentro comunitario y el comercio cerró sus puertas hasta nueva orden. Al medio día ya Buenaventura estaba bajo el control de la comunidad, de las gentes en las calles, de los jóvenes y niños jugando fútbol en las avenidas, de los grupos de marimba de chonta elevando una sola voz: El pueblo no se rinde carajo.

Así inició el que sin duda es el capítulo más importante de la historia colectiva de esta ciudad portuaria del Pacífico colombiano. Los bonaverenses, cansados de los abusos de las sociedades portuarias, de la falta de oportunidades de trabajo decente y del silencio cómplice del Estado departamental y nacional, decidieron convocar el Paro Cívico que partió en dos la historia de Buenaventura.
Un escalofriante diagnóstico
El pliego conjunto presentado al Gobierno nacional, contenía en un solo documento las exigencias sociales, laborales y de infraestructura que la ciudad requiere para salir del rezago al que durante años la han sometido el Estado y el capital portuario nacional y trasnacional.
De acuerdo con el Diagnóstico Sociolaboral del sector portuario de Buenaventura (2018) el 88,7 % de la población es afrocolombiana, siendo el tercer municipio del país con mayor población afro. El 6 % es de origen indígena, y el 11 % es de origen blanco y mestizo. Según el DANE, el municipio tiene una población aproximada de 415 mil habitantes, el 51,37 % de la población son hombres y 48,63 % mujeres.
Acudiendo al informe del Observatorio Regional de Mercados del Trabajo – Ormet (2018), la cobertura neta en educación media para el año 2015 en Buenaventura fue de 22,3 %, lo cual la ubica lejos de la media departamental para el mismo año que fue de 40,0 %, la tasa de analfabetismo en mayores de 15 años (2005) fue de 9,2 %, superior a la departamental (5,3%); la tasa de mortalidad infantil (2014) fue de 25,3 % superior en 14 puntos a la tasa departamental (11,3).
En Buenaventura el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas – NBI es de 36 %, esto es dos veces mayor que el del Valle, que se ubicó en el 15 %, y muy por encima del nacional que se encuentra en el 27,7 % (DANE, 2014). De acuerdo con la Encuesta de Hogares (DANE-GEIH, 2016) el 66 % de la población bonaverense vive en condiciones de pobreza y reporta una tasa de desempleo del 49 % y una tasa de informalidad que alcanza un 90.3 % (DANE-GEIH, 2016).
El Distrito de Buenaventura alcanza un índice de pobreza multidimensional IPM de 66 %. De acuerdo con el informe de Pobreza Multimodal, que establece el nivel de privación de una población con los indicadores establecidos para esta medición, Buenaventura cuenta con altos niveles de privación en nivel educativo (82,6 %), viviendas inadecuadas (68%), analfabetismo (67%), bajo acceso a fuentes de agua mejorada (51%), ausencia de aseguramiento en salud (30%), desempleo de larga duración (14%), entre otros indicadores.
Crisis humanitaria y paro cívico
Según el Plan de Desarrollo Distrital 2015-2019, las principales causas del rezago de Buenaventura, son en gran medida, la poca capacidad de gestión gerencial de lo público; la sistemática violación de derechos humanos y étnicos territoriales y la débil legitimidad política del gobierno local para liderar la gestión y el desarrollo de lo público en el territorio, entre otras causas.
Sin embargo, hace falta decir que los grandes capitales nacionales y trasnacionales de los servicios de logística y comercio portuario, han sido claves para someter a los trabajadores a condiciones de precariedad y tercerización, han incrementado la conflictividad territorial en aras de tomar nuevas zonas para las actividades portuarias, produciendo nuevos desplazamientos internos y violencia local.
El Paro Cívico puso en evidencia la profunda crisis social y humanitaria de Buenaventura, y permitió reorientar los esfuerzos al impulso de una sola agenda conjunta. Por esta razón, procesos comunitarios, sindicales, de mujeres, jóvenes, campesinos y consejos comunitarios, hacen parte de las más de 180 organizaciones que suscriben las agendas y los pliegos sobre los cuales se firmó el Acuerdo con el Gobierno nacional en junio de 2017, y que permitió tomar la decisión de suspender el Paro Cívico, en aras a que el gobierno nacional dé cumplimiento a lo pactado.
Conquistas del movimiento
Durante estos dos años, aunque no se cumplen los acuerdos en su totalidad, el Comité del Paro ha logrado, gracias a la presión territorial, nacional e internacional, varios aspectos claves para el desarrollo territorial; en primer lugar, se logró que el Congreso de la República, creara el Fondo Autónomo para Buenaventura, mediante la ley 1872 de 2017.
Este fondo cuenta con recursos que suman $1,6 billones, los cuales serán destinados para inversiones estratégicas del municipio, y tendrá una vigencia de 10 años. Los principales proyectos que serán cubiertos y financiados son, Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado que contará con $350.000 millones; la Ciudadela Hospitalaria, con una inversión de $183.000 millones en cuatro años; la Unidad de Cuidados, que contará con $12.500 millones, y el acueducto rural con una inversión de $25.000 millones; otros proyectos como el parque pesquero, las mejoras en la infraestructura educativa, la diversificación económica del Distrito, hacen parte de los proyectos contemplados por el Fondo Autónomo y que serán ejecutados en los próximos años.
Gracias a la presión de las comunidades y del Comité Ejecutivo del Paro Cívico, el Plan de Desarrollo del Gobierno nacional incluyó a última hora el compromiso de transferir los recursos que requiere el Fondo para su funcionamiento y la ejecución de los proyectos en este cuatrienio.
Otros compromisos relevantes se están discutiendo y construyendo en las mesas temáticas.  Particularmente, en la Mesa de Productividad y Empleo, se viene trabajando con el Ministerio del Trabajo para producir la legislación para la formalización laboral del trabajo portuario, con la cual los obreros de este sector pretenden recuperar los derechos laborales que les fueron arrebatados tras la privatización de las sociedades portuarias a partir de 1991.
Aunque este compromiso no ha logrado grandes desarrollos, las organizaciones sindicales siguen presionando su cumplimiento, a partir de los procesos de organización y negociación colectiva. Este año, producto de este nuevo contexto, la Sociedad Portuaria de Buenaventura, firmó la nueva convención colectiva con el Sindicato Unión Portuaria, en el que la compañía se compromete a garantizar la estabilidad de los trabajadores que se encuentran vinculados con contratos a término fijo.
Aunque las agendas con el gobierno se muevan lento, la comunidad de Buenaventura sabe que su lucha cambió la historia, que su compromiso durante el Paro Cívico permitió que todo un país volviera su rostro sobre esta región olvidada y condenada a la violencia y al atraso.
Hoy los bonaverenses conmemoran dos años del Paro Cívico y saben que la forma de presionar el cumplimiento de los acuerdos es manteniendo viva la llama que ya encendieron por la defensa de sus derechos, de la posibilidad de volver a tener la esperanza de que se puede vivir con dignidad y paz en el territorio, porque, como dice su consigna central, “el pueblo no se rinde carajo”.

Mi corazón, mi entendimiento


Mi corazón, mi entendimiento
Pquyquy Cho
(Corazón bonito)

Almaro





He venido de tierras lejanas que ahora me parecen extrañas y de las que pareciera que se borraran las memorias. He venido a la conquista de tus secretos, al amasijo profano de tu vientre y al tejido paciente de tus deseos. He conocido el lugar recóndito en donde guardas mil riquezas, entre poemas en lenguas milenarias y pasos caminados por hombres y mujeres que crearon este mundo que ahora tú me enseñas viajando en las estrellas de tu cielo; me has llevado al sitio donde ocultas tus libros secretos y las pócimas donde aprendiste a cambiar el mundo solo con tronar tus dedos. No conocía tu lengua, pero de ella aprendí que corazón y entendimiento son la misma cosa, se pronuncian con la misma fuerza y en las mismas siete letras, como siete misterios. No sabía de los parajes profundos en donde reyes y reinas entregaban al sol y a la luna sus tesoros fundidos en jornadas extenuantes de saberes y fiestas; no conocía este mundo tuyo, repleto de imaginación y de misterios, que ahora me parece tan cercano y tan propio.






Vine a conquistar la cumbre pronunciada de tus labios, y a beber en tus besos esos lenguajes nuevos que se escriben con el color de la montaña o las aguas prodigiosas de tus ríos; vine a saborear el idilio sagrado de tus mejillas, en donde el frío reposa tiernamente mientras mis manos temblorosas conocen poro a poro esos nuevos senderos. Tomaré posesión de las alturas de tus senos y desde sus cumbres majestuosas y tibias proclamaré mi nuevo reino; te tomaré por la cintura y clavaré mi espada en la tierra fértil de tu cuerpo, dejaré en tus oídos una oración profana de jadeos en donde prometeré no salir jamás de este paraíso sagrado que me ofreces hasta morir idolatrando tu presencia y tus diosas. Bajaré a las profundidades de formas cóncavas y dúctiles y con mi lengua tallaré mi nombre con la suavidad de las aguas que nacen desde el fondo de tu vientre y vienen a alimentarme y a beberme. Besaré cada valle y cada curvatura de tu espalda y cabalgaré sobre ese terciopelo majestuoso que solo conocen los frailejones y los duraznos, y la recorreré palmo a palmo, a veces con la fuerza raudal del aguacero, a veces con la suavidad del rocío que hace el amor al alba en cada pétalo.

 

Ya no pronunciaré mi lengua, y aprenderé la tuya en la que corazón y entendimiento son la misma cosa. Quiero morir enterrado en tu cuerpo, dejar que mi espíritu sea liberado en los cielos radiantes de tus constelaciones, y quiero vivir mil años entre las caricias de tus manos que labran la historia de tu pueblo, ese pueblo que ha fraguado mil batallas para recuperar la memoria profanada por almas invasoras y pérfidas y para lamer las cicatrices que en otras guerras avasallaron sus cuerpos.  No volveré a partir, moriré complacido en las orillas de tus mares y tus lagunas de oro y cielo; quemaré mis navíos y ya no conoceré otros destinos que no vengan de la extensión maravillosa de tu cabello o de la oscuridad profunda de tus ojos o de la paz sincera de tus besos. Naceré de nuevo, entre tu lengua, entre los hijos bellos de tus tierras, y me quedaré mil años hecho polvo y cieno, planta natural y pétalo, aquí en donde estarás tú, mi corazón, mi entendimiento.

 
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sábado, 18 de mayo de 2019

La Revolución de Francia


La Revolución de Francia
"En este contexto de luchas, de revoluciones por la tierra y el agua, emergió el corazón rebelde de Francia Márquez, mujer negra, ambientalista y líder social, quien, desde La Toma lanzó un grito de indignación que se sintió en toda la región caucana y mucho más allá de las fronteras nacionales." 




 Mauricio Rodríguez Amaya
@apuntadelengua
  
Desde las montañas imponentes de Suárez que alimentan al Cauca y vierten el agua que da vida a la región y al país, se escucha la voz del Consejo Comunitario de La Toma, donde a partir de pequeñas revoluciones, hombres y mujeres afrodescendientes han enfrentado, no sin riesgos, el impacto de la minería del oro, tanto de la ilegal, que poco a poco ha desplazado el barequeo artesanal de los pueblos negros, como la minería trasnacional, que cada día impone su política extractivista en los territorios colombianos.  El Consejo Comunitario de la Toma, ha logrado luchas memorables en la defensa de su territorio ante los intereses trasnacionales extractivistas y de la minería ilegal apoyada con los brazos paraestatales de la violencia. Tras una larga lucha política y jurídica, este Consejo Comunitario logró la suspensión de varios títulos mineros otorgados a compañías trasnacionales como Anglogold Ashanti, tras un histórico fallo de la Corte Constitucional que protegió los derechos de los pueblos negros a la consulta previa.



En este contexto de luchas, de revoluciones por la tierra y el agua, emergió el corazón rebelde de Francia Márquez, mujer negra, ambientalista y líder social, quien, desde La Toma lanzó un grito de indignación que se sintió en toda la región caucana y mucho más allá de las fronteras nacionales. De niña vivió los rigores de la violencia, y con su familia se desplazó de Yolombó al Cauca para surcar nuevos caminos. En medio de la guerra y la minería, decidió estudiar derecho y hacerse abogada para comprender los intríngulis de los lenguajes institucionales desde los cuales el Estado habla a los mineros artesanales para irlos sacando de los territorios; se vinculó a procesos de investigación territorial, de la mano de académicos como Arturo Escobar e Hildebrando Vélez, con los cuales trabajó para construir nuevos referentes teóricos y políticos en la defensa del agua, la cultura y el territorio. En 2018 aspiró a la Cámara de Representantes por la Circunscripción Afrodescendiente con el respaldo del Consejo Comunitario del Río Yurumanguí, al lado de líder juvenil de Buenaventura, Leonard Rentería, y aunque los votos no le alcanzaron para llegar al Congreso, Francia se consolidó como un ícono de las luchas de los pueblos negros por la defensa de los bienes comunes.


En 2018, recibió el Premio Goldman como reconocimiento a su incansable lucha por los derechos de la naturaleza y de los pueblos afrodescendientes. Este galardón le ha permitido visibilizar las difíciles circunstancias en que las organizaciones comunitarias del Cauca deben enfrentar las presiones de la minería, la violencia institucionalizada, la pobreza y la desigualdad. Su voz ha alcanzado un importante reconocimiento internacional, y sin embargo, sigue siendo la luchadora que desde el Cauca enfrenta las políticas de desarraigo, al mismo tiempo que  lucha por alcanzar la paz de Colombia. Hace pocos días fue víctima de un atentado contra su vida y la de otros líderes afrodescendientes en hechos que aun no han sido esclarecidos por el Estado Colombiano.


 

Francia Márquez hace parte de ese complejo grupo de líderes sociales, que hoy enfrentan no solo los intereses del extractivismo trasnacional, sino que al mismo tiempo, deben salvaguardarse de las amenazas y los atentados ante el silencio impune de las instituciones nacionales; por esa razón, ella y otro grupo de representantes de las luchas territoriales, lanzaron hace pocos días una campaña de visibilización denominada #UnLíderEnMiLugar.


Así como ella, cientos de líderes enfrentan hoy en el Cauca una lucha intensa en defensa de los bienes comunes y para limitar la intensificación de los proyectos mineros; de acuerdo con los datos de la Agencia Nacional de Minas (2017), en esta región se han expedido más  de 200 títulos mineros para la explotación del oro, el Estado colombiano ha otorgado 399 contratos de concesión minera y ha autorizado más de 160 solicitudes temporales de explotación aurífera, sin contar los contratos y concesiones para la explotación de carbón y materiales de construcción. La minería del oro a gran escala en el departamento del Cauca, representa cerca del 10% del total nacional, y sus efectos sobre los ríos y regiones productivas ha sido devastador, ya sea por la utilización de químicos que envenenan las aguas, o por el impacto que tiene la explotación minera en el incremento del desplazamiento de las poblaciones de las áreas otorgadas a las empresas concesionarias.

También en esta región se han incrementado los asesinatos de líderes sociales, las amenazas y los atentados, como el sufrido por Francia Márquez y otros dirigentes afrodescendientes; el Cauca es el departamento donde se han producido más asesinatos a líderes sociales, en lo que va corrido del Gobierno del Presidente Duque. La protección de los representantes de las organizaciones comunitarias es incipiente y no hay manera de mitigar los riesgos de la violencia institucionalizada.
 
Pero en medio de estas difíciles circunstancias, los pueblos negros del Cauca siguen tejiendo sus pequeñas revoluciones, las revoluciones en defensa del Agua y de la tierra, de la siembra y el pan. En el Cauca se viven las revoluciones de pueblos que desde cientos de años han luchado por su libertad y que hoy siguen en la brega por la liberación de la madre tierra. Son las rebeliones contra la minería y por el derecho a la vida; son las rebeliones contra el extractivismo y por el derecho al territorio, las revoluciones por la paz, que resurgen desde las montañas de Suarez para proteger la vida del Rio Cauca, la vida de todos y todas que desde esas montañas claman por la paz, y esperan contar con el despertar de un país que pareciera condenado al silencio eterno.

 

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miércoles, 24 de abril de 2019

La decadencia del Capo


La decadencia del capo
Almaro

“Para perseguir a este tirano búho, hay que bajar con él hasta el fondo del abismo, siguiéndolo en su voloteo vertiginoso en las tinieblas (…) era un despreciable y oscuro soñador de crímenes; aquel déspota, fue un arcaísmo político, un extraño en este siglo, una especie de fraile loco, escapado de su celda, y tocado del misticismo de la destrucción”.
José María Vargas Vila, De los divinos y los Humanos. Sobre otro déspota parecido al protagonista de esta nota.

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Son famosas las decadencias de los usurpadores, de los déspotas y los sátrapas. Pero las caídas de sus cuerpos descompuestos no son silenciosas ni calmadas; por el contrario, están repletas de jadeos y gritos espantosos, de olores hediondos de la fetidez que despliegan mientras caen. No hay caída de un tirano que no termine estrellada sobre la sangre que derramó en los cuerpos de su pueblo; no hay silencio en la decadencia de los asesinos; precisamente porque esos estertores melancólicos y dramáticos son su voz agónica ante la inevitable circunstancia de su desgracia.

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Este hombre minúsculo se hizo grande en la felonía de la trampa y la traición; creció rodeado de los capos que le formaron para ser uno de los mismos, uno de ellos, el más servil y útil capo de entre ellos; aprendió de lealtades y de rutas, aprendió que era útil matar comunistas para ocultar las guerras de la mafia; su padre manejaba todo, conocía muy bien a sus enemigos y sus amigos eran pocos. Era poderoso como solo él pero la muerte le llegó pronto, producto de las mismas traiciones e inquinas que le habían llevado a convertirse en uno de esos hombres duros que la mafia protege. El estudiante se hizo maestro y burócrata, hizo aeropuertos y limpió las rutas de competidores indeseados; muchos murieron hasta que él se convirtió en esa especie de jefe medio que manda pero que obedece, que grita pero que calla, que mata pero pide permiso. En las épocas en que los capos se volvían héroes, él se escondió en la fila trastera de los cobardes; así que la furia cayó sobre la arrogancia de los poderosos y él se quedó abajo, esperando el momento de asaltar el vacío dejado por sus antiguos dirigentes. Era la época de la opulencia y la arrogancia, de los escándalos y los espectáculos como muestras de poder y de encanto; amenazar, cumplir, matar, seguir reinando, era la línea poderosa de los capos mayores; él aprendió el arte de encubrirse, de pasar por debajo desapercibido. Se hizo gobernante muy joven y acumuló su propio poder. Cada día dependía menos de sus mentores hasta que le estorbaron y entonces vino la difícil pero plácida tarea de exterminarlos. Sus ejércitos, ahora al servicio del Estado que combatían, llevaron a la muerte al más grande de sus maestros.

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Ya sin aspavientos, él tomó su lugar, de a poco, como crece la hiedra y el regaliz en selvas húmedas de ansias de poder y secas de decencia. Se tornó imprescindible, consolidó su ejército, controló las rutas del narco, los contactos, los jefes medios, unificó a los narcos regionales, refundó la patria ante el poder impotente de su insignia mafiosa y llegó a Presidente. Ya en el gobierno, amnistió a sus socios y exilió a sus contradictores, aquellos que quedaban de otroras épocas cuando él no era más que el mensajero, el aprendiz, el joven dúctil y locuaz que consumaba cumplidamente las órdenes que le eran asignadas.

Gobernó largo tiempo; instauró el miedo, creó escombreras de tumbas, mató miles y los vistió para la muerte, tomó el derecho para destruir el derecho, creó leyes para asegurar su impunidad y se hizo reelegir usando las trampas y las balas que desde joven había aprendido a cultivar pacientemente. Quiso mantenerse en el poder que envenena su espíritu engreído y paciente, pero las cosas habían cambiado, y aquellos que lo usaron para limpiar el país de sindicalistas y campesinos, ya no necesitaban de la misma forma de sus servicios. Le ofrecieron un partido propio y un puesto en el Congreso, como otros sátrapas en otras geografías, que después de matar se hicieron senadores.

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Vinieron épocas de cierta calma, donde su poder se convirtió en problema para una parte de los poderosos que representaba. Nunca dejó de ser el mensajero aquel que cumplía cabalmente cada orden, nunca pudo ponerse a la cima del mundo, porque el mundo le pertenece a los que alimentan la guerra que lo usa.

Sigue presentándose como el gran jefe, pero siempre ha sido el mensajero otrora preferido, ahora medio incomodo mensajero. Hizo la guerra, alimentó la guerra, necesita la guerra porque ahí es cuando más lo necesitan. Controla sus redes de asesinos, los pájaros oscuros de la muerte que lo siguen tratándo como el capo supremo entre los capos. Pero ineludiblemente estorba a las élites que lo usaron y él lo sabe. Ha empezado la caída, su caída funesta, su desaparición trágica.

Ha iniciado su ocaso; su final melancólico y trágico. Pero él, tan cobarde y paciente, no quiere dejar de ser, de aparentar ser la sombra que todo lo oscurece, el buitre que decide la carroña, el apóstol santificado de la decadencia. Ahora, en su caída impredecible, grita, amenaza, deja las babas exaltadas en la mesa, gruñe inverosímil, dispara bocanadas inefables de insultos. Su caída será lenta y dolorosa, su final será escandaloso y perverso, él es la perversión. Ha empezado su degeneración y del estadista que quiso ser, quedarán sus sombras y las miles de tumbas en que sostuvo su oscuro mandato. Viene su fin, por eso grita, por eso enloquece y no hay medicina natural que atenúe el desespero de su alma mordaz y sucia ante la inminencia de su caída al fondo del abismo.
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martes, 26 de marzo de 2019

Nuevo Plan de Desarrollo en contra de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030



Nuevo Plan de Desarrollo en contra de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030[1]


Mauricio Rodríguez Amaya[2]




Uribe no miente, de él se puede criticar su espíritu autoritario, su engreimiento fascista y su coherencia para defender a sus amigos, aún a los más delincuentes. Pero no miente. En campaña, él y sus aliados propusieron hacer trizas la recién nacida paz, incrementar la confianza inversionista, ampliar la base tributaria de las personas y reducir la de las empresas, aumentar el extractivismo y consolidar la apropiación terrateniente sobre la tierra. El Proyecto de Plan Nacional de Desarrollo para el próximo cuatrienio, no es más que la ratificación de las promesas hechas en campaña.

El proyecto de Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno Duque denominado “Pacto por Colombia, pacto por la equidad” es la continuidad de la agenda de la precarización laboral, social y ambiental; representa la prolongación del extractivismo minero energético, la destrucción de la reserva natural colombiana y la privatización de las empresas del Estado y los servicios públicos. Lo que ofrecen los “Pactos” a través de los cuales se estructura el proyecto de ley, no solo incrementan los procesos de destrucción de la economía nacional, sino que exacerba la explotación indiscriminada de los bienes comunes, aumentará las desigualdades sociales, exacerbará las pugnas territoriales y alimentará la violencia institucionalizada.

El Proyecto de Plan es en muchos aspectos contrario a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 establecidos por la ONU y que al menos de dientes para afuera, Colombia comparte; incluso, el mismo proyecto menciona la intención de materializar los ODS, aunque su contenido vaya en contravía de ellos. A continuación, queremos presentar algunos ejemplos de la manera como el proyecto de Plan de Desarrollo va en contravía de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su aplicación alejaría a Colombia de alcanzar la equidad social, la reducción de la pobreza y la protección de la naturaleza y la paz. En primera medida debemos recordar que los ODS fueron adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015. De los 17 Objetivos, el Proyecto de Plan de Desarrollo pone en riesgo el alcance de al menos cinco de ellos.

A continuación, presentamos algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que entran en disputa con el Proyecto de Plan de Desarrollo, con el fin de promover el debate público sobre la necesidad de producir propuestas para evitar que Colombia se aleje cada día más de los objetivos de reducción de la pobreza, alcanzar la equidad, la protección del medio ambiente y la Paz.




1.     ODS 4: Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos.

Mientras Naciones Unidas se orienta al fortalecimiento y la garantía de los derechos a la educación y la promoción de todos y de todas, el Proyecto de Plan Nacional de Desarrollo (PPND) está pensado para reducir la investigación, la innovación científica, el acceso a la educación pública de calidad y da continuidad a la agenda neoliberal encaminada a la privatización, la financiación bancaria de la investigación y el desmantelamiento de las entidades públicas encargadas de estos temas.

El proyecto del Plan contempla la privatización de los conocimientos ancestrales y la explotación comercial de los conocimientos biológicos sobre nuestra riqueza natural, muy en la línea neoliberal tendiente a la privatización de la propiedad colectiva de los bienes comunes. En efecto, el Art. 6 del PPND, crea los Contratos de Acceso a Recursos Genéticos y sus Productos Derivados (CARG) con los cuales los particulares, nacionales o extranjeros, podrán seguir haciendo a sus anchas investigaciones sobre nuestra riqueza genética, con fines eminentemente privados.  Aun sin la firma del Contrato, “desde la radicación de la solicitud y hasta la celebración y perfeccionamiento del Contrato de Acceso a Recursos Genéticos y/o sus Productos Derivados o hasta la denegación del trámite, el solicitante podrá continuar accediendo al recurso genético y/o sus productos derivados”.


Es PPND pone en riesgo la propiedad colectiva sobre los bienes intangibles de la nación, el conocimiento ancestral y el patrimonio cultural, el cual podrá ser privatizado, de acuerdo con lo planteado por el Art.  105, que pretende facultar a las entidades públicas que sean titulares de bienes intangibles y derechos de propiedad intelectual (marcas, patentes, diseños industriales, esquemas de trazado de circuito, variedades de vegetales, derechos de autor, entre otros), negociar la explotación comercial de dichos bienes, lo que implica incluso su enajenación.

Estos temas han sido fuente de cientos de disputas, entre las comunidades, los pueblos originarios y afrodescendientes, campesinos, organizaciones académicas y de DD.HH. frente al Estado y las Empresas Trasnacionales (ETN), pues durante años, estos movimientos han hecho resistencia a la privatización de la riqueza natural, han protegido la información genética de las semillas nativas y han luchado contra los procesos de implementación obligatoria de utilización de semillas genéticamente manipuladas.

El proyecto no solo se estimula a apropiación de los bienes comunes mediante contratos de acceso a recursos, sino que se castiga duramente la investigación científica nacional y la innovación tecnológica. El Art. 84 del PPND, prevé la eliminación de Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –COLCIENCIAS, mediante su fusión con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Aunque Colombia no ha desarrollado una política sólida orientada a la investigación y la innovación científica, la desaparición de Colciencias pone aun más en riesgo la ya precaria investigación académica nacional.


Como si fuera poco, el Art. 101, condena la investigación científica y la innovación al crédito de la Banca, destina los recursos públicos para apalancar la investigación privada, dando continuidad a la política de desmantelamiento de los proyectos de investigación de universidades públicas para privilegiar la financiación de la iniciativa privada. Contrario a las exigencias del movimiento universitario, quienes realizaron un histórico paro de más de tres meses durante 2018, el PPND estimula el incremento del crédito bancario a través del ICETEX para el acceso a la Educación Superior. El artículo 110 establece la vinculación de población vulnerable a través de créditos con esta entidad, mientras que el Art. 111, pretende garantizar que el Estado pague las deudas y demás obligaciones que el mismo ICETEX haya adquirido; es decir, que con los excedentes de los créditos de educación que el ICETEX gira a la nación, ahora el ICETEX pagará sus propias deudas. Un negocio redondo para una entidad cuestionada por su enfoque bancario y especulador.


2.     ODS 8: Fomentar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos.

Contrario a lo planteado por este objetivo global, el proyecto de Plan de Desarrollo del gobierno de Iván Duque apela a la precarización laboral, al contrato por horas y al incremento de la desprotección de la seguridad social y las pensiones. El Art. 58, pretende eliminar el derecho que tienen los trabajadores que han sufrido accidentes de origen laboral de gozar de manera simultánea de la pensión de vejez y la pensión de invalidez. El nuevo artículo modifica lo establecido al respecto por el Art. 13 de la Ley 100, haciendo así más gravosa la situación de quienes sufrieron accidentes laborales que les obligó a suspender sus actividades productivas.

Por otro lado, el PPND pretende incrementar la precarización del trabajo, legalizar la remuneración por debajo del Salario mínimo y establecer un sistema de beneficios económicos periódicos (BEPS). Esta idea es un duro revés a los derechos del trabajo, pues lo que pretende es condenar a los obreros a subsidios, en vez de promover decididamente el trabajo digno y decente, tal como lo establecen los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Art. 113 crea el Piso Mínimo de Protección Social, como un conjunto de garantías mínimas en materia de seguridad social para los trabajadores, cuyos contenidos no son claros ni sabemos si se enmarcan en los criterios de trabajo decente, formalización laboral y lucha contra la tercerización y la intermediación laboral ilegal que han impulsado las organizaciones de trabajadores en los últimos años.

El Proyecto del Plan crea el subsistema de formación para el trabajo por competencias y el Sistema Nacional de Cualificaciones, mediante el Art. 114, conformado en varios niveles por, el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, las Instituciones de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano -ETDH, las Instituciones de Educación Superior con oferta de formación para el trabajo y los demás oferentes que formen por competencias y cumplan los requisitos y mecanismos que para tal fin se establezcan, con lo cual se legaliza todo el proceso de privatización de la formación para el trabajo y se continúa en la tarea paulatina de desmontar el SENA.

Como puede observarse, el PPND, camina en contravía del ODS que se orienta al mejoramiento de las condiciones del trabajo, a la promoción del trabajo decente y a la lucha contra la pobreza a través de puestos de trabajo dignos y estables.



3.     El ODS 9: Desarrollar infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación.

El Proyecto de Plan es una estocada más a los esfuerzos de industrialización de algunos sectores en Colombia; continúa la senda marcada por el extractivismo minero, y se orienta a garantizar las condiciones de explotación de las empresas trasnacionales, al tiempo que hace más gravosas las condiciones para la minería artesanal y comunitaria de metales preciosos. El Art. 18 del Plan crea un conjunto de procedimientos complejos para exigir lo que el gobierno llama “la formalización minera”, que no es otra cosa que continuar los procesos de exclusión y criminalización de la minería artesanal y comunal.

Pero al tiempo que crea más trabas y condiciones gravosas para la minería artesanal y comunal, garantiza la extensión de las grandes concesiones mineras hasta por treinta años más, tal como lo pretende en el Art. 21 del proyecto. El desastre de la minería a gran escala, no tiene controles ni limites en el Nuevo Plan de Desarrollo, por el contrario, su contenido se orienta a darle continuidad a los proyectos e incrementar la titulación para la explotación minera a gran escala. Aquello de la industrialización inclusiva y sostenible, con fomento de la innovación es un objetivo que no verá ningún desarrollo en el presente cuatrienio.


4.     Los ODS 13 y 15: Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de la tierra, y frenar la pérdida de diversidad biológica.

El Plan de Desarrollo va por el camino contrario a los esfuerzos globales necesarios para combatir el cambio climático y reducir el efecto invernadero, al tiempo que desarrollará la destrucción extensiva de bosques y el incremento de la destrucción de importantes reservas naturales con las que aun cuenta el país. El Art. 106, propone incentivos tributarios, con deducciones de hasta el 50% de la inversión realizada, hasta por los próximos 15 años, para quienes desarrollen proyectos de explotación de fuentes no convencionales (como los hidrocarburos extraídos mediante fracturamiento hidráulico). Además de las ya poderosas exenciones a quienes desarrollen proyectos de explotación de crudos no convencionales, se suma este nuevo impulso basado en la deducción de impuestos sobre la inversión realizada.

Vale recalcar que los artículos 7 al 10 del Proyecto del PND, incrementan el riesgo ambiental, impulsan a los más pobres a ir más allá de la frontera agrícola, estimulará la privatización del conocimiento común de la naturaleza a través de Contrato de Acceso a Recursos Genéticos y sus Productos Derivados.

5.     El ODS 16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
Contrario a los propósitos globales, el PPND es una nueva carta para el incremento de las privatizaciones de las entidades del Estado y particularmente de las Empresas públicas más rentables. El proyecto establece nuevas reglas para facilitar la enajenación de activos del Estado, y la venta de entidades públicas en todos los niveles territoriales y de servicios. Así se expresa en el Art. 14, Núm 2:, que faculta a todas las entidades para vender sus activos y aportes.  En el mismo sentido, el Art. 162 del PPND pretende la venta de participaciones minoritarias de las Empresas y Entidades Estatales. Lo que se anuncia, contrario a consolidar el Estado, es el incremento de la privatización y el desmonte de las Empresas estatales, puestas al servicio del Capital privado. Bastante negativa ha sido la experiencia de poner los servicios públicos en manos privadas, pero el nuevo Plan insiste en cometer los mismos errores de los últimos treinta años, alejando a la sociedad colombiana de crear entidades eficientes, empresas públicas transparentes y sólidas y redistribuir desde el Estado los dividendos de sus actividades económicas.

Por último, es importante mencionar que las Víctimas del conflicto armado, también serán revictimizadas con el nuevo Plan de Desarrollo, pues invierte la responsabilidad del Estado con respecto a la reparación integral y deja la financiación de la reparación a que las FARC entreguen los supuestos bienes que aún no han entregado. Este portazo a las víctimas no solo es contrario a los Acuerdos para la terminación del conflicto Armado suscritos en 2016, sino que incrementa la desolación de quienes más sufrieron los efectos devastadores de la violencia institucionalizada y de la guerra.

El proyecto de Plan de Desarrollo del gobierno Duque es una continuidad de la política económica basada en la primarización y la desidustrialización, incrementa el extractivismo, y por esa vía aumentará las conflictividades territoriales y sociales; el nuevo plan se orienta a la privatización del Estado y a dejar la educación y la investigación a quienes puedan pagarla, aumenta la destrucción de los bienes comunes e incentiva a apropiación privada de la información genética; el nuevo plan impone la precarización del trabajo y la desprotección de los trabajadores; es un plan contra la paz, contra la naturaleza y contra el trabajo, al tiempo que propende por facilitar los rendimientos económicos del capital nacional y trasnacional. Un Plan de Desarrollo con las características descritas anteriormente, solo puede dar como resultado el aumento de la pobreza y la desigualdad y la violencia; es un plan contra la paz y para la guerra, y es un plan contra la naturaleza y contra la gente.

6.     La Respuesta: Alianzas territoriales, por el Agua, el trabajo y la Paz.


La respuesta al Plan debe prepararse desde ahora, y tendrá que materializarse a través de la movilización social y el empoderamiento de los actores territoriales en los próximos años, por esa razón, consideramos que es necesario proponer Alianzas territoriales, por el agua, el trabajo y la paz, con el fin de ir tejiendo las resistencias y las alternativas que intenten frenar la destrucción de nuestros bienes comunes y la privatización del Estado. La Alianzas territoriales, pueden ser espacios que permitan la articulación eficiente de las indignaciones, espacios de plataforma para la respuesta conjunta de las organizaciones y los movimientos sociales a la arremetida del capital nacional y trasnacional. Estas alianzas, podrían contribuir a movilizar la indignación, a partir del reconocimiento de la diferencia de los actores sociales y desde ahí, tejer los puntos en común que nos permitan fomentar poderes territoriales capaces de constituirse en alternativas en el plano local y nacional.

Vienen épocas de luchas y resistencias, vienen vientos de confrontación, pero también de esperanza si logramos articular las luchas, aprovechar nuestras capacidades colectivas y de fomentar la ecología de saberes, de esos saberes populares y académicos que sean capaces de enfrentar el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, como un todo integrador de las luchas emancipatorias de los próximos años.





[1] Marzo 15 de 2019. Ponencia presentada en el Encuentro de  Escuelas Sindicales territoriales de FECODE.
[2] Abogado, especialista en Derecho Público; investigador y educador popular; Coordinador de la Red de Investigación “Globalización, Trabajo y Territorios”, RED-GTT.