El 7 de abril y mi derecho imprescindible a exigir mis regalos "Un deseo revolucionario, una entrevista con el calendario" Alberto Plaza Un año menos, un año más, vaya dilema, en cualquier caso, lo primero es más seguro que lo segundo. Y sin embargo en medio de semejante dubitación sobre lo vivido y lo que no se sabe, me he atrevido a escribir lo que quiero que me regalen en este cumpleaños, en este pláceme de natalicio, en esta conmemoración de lo durado; al fin de cuentas alguna recompensa debe tener haber llegado hasta este día. Otras personas, prefieren la sorpresa en los obsequios, situación que no critico pero que tiene el pragmático efecto negativo de llegar a recibir suficientes cosas innecesarias e incluso hasta estorbosas. Otras más altruistas que yo (para lo cual no se necesita mayor esfuerzo) prefieren en cambio felicitar a los demás por el hecho de haberles permitido vivir cerca de su propia vida, circunstancia esta peligrosa que puede producir al final, que todos queden muy agradecidos, pero que el homenajeado se quede sin regalos. Yo en cambio, creo en los regalos, me gustan los presentes, espero los obsequios, aunque debo decir que casi siempre son bastante escasos por estas épocas, y por otras donde también se acostumbra el detalle como señal que existimos. Sin embargo, a pesar del riesgo de ocasionar alguna que otra desprevenida risa por la pretensiosa lista que presento, o que algunos consideren exageradas y hasta presuntuosas mis fantasías; o a riesgo de provocar alguna frustración indeseada, quizás porque ya habían comprado algún obsequio que no aparece en el inventario; aún y a pesar de estos riesgos, y con la venia de quienes lo consideren como suficientemente impropio, me permito muy respetuosamente poner por escrito las cosas y detalles que quiero recibir este próximo 7 de abril, día en que se conmemora ni nacencia. Para empezar, quiero un juego de buenos lapiceros, para no tener que seguir asaltando las reservas de micropuntas de la oficina. Teniendo en cuenta que los pierdo con facilidad (quizás porque la fuente está a la mano) espero que sean bastantes, buenos, elegantes y de marcas diferentes, para poder chicanear con unos y con otros, ante diferentes o los mismos públicos; me comprometo a declarar la fuente del obsequio en caso de que alguno guste lo suficiente, y pueda compartir sitio de compra, precios y demás detalles necesarios. En segundo lugar, quiero un buen libro; en la lista de los imposibles por estos días, encuentro en primer orden "la Historia de las Cosas" de doña Annie Leonar; he entrado a la librería decidido a su compra, pero luego recuerdo que peculio no alcanza y vuelvo a la calle con la misma frustración y desaire. También me gustaría recibir como obsequio una buena versión de lujo del quijote, los colecciono aunque no lo he vuelto a leer desde hace unos diez años, pero por aquello de tener más de lo mismo (clave secreta del amor de mal coleccionista) quiero otras buenas versiones de esta obra. También deseo tener entre mis libros, y esta vez por la vía del obsequio, a Italo Calvino, y sus propuestas para el próximo milenio (si lo hubiera leído hace diez años, seguro que no hubiera perdido tanto tiempo). Acepto gustosamente a Saramago (mientras no sea el de todos los nombres, esa novela me pareció inmamable); Ojalá se les enrede la poesía completa del Negro Miguel Hernández o alguna buena crónica de don Germán Castro (es posible hacerlo firmar por el autor todavía). También si quieren pueden regalarme alguna obra clásica de la Señora Ingrid Betancuort, de Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves; de Luis Eladio Pérez, Clara Rojas, Franck Pinchao, Lucy Artunduaga o de algún otro exsecuestrado, exvendido o excasada que a nombre del morbo y el dolor de la guerra han hecho plata explotando nuestro nutridísimo amor por el chisme hasta en la selva; hace rato no quemo papel con gusto y esta sería la base de la fogata que quiero hacer para quemar otras carticas, esquelas y demás regalitos anteriores que cumplieron su ciclo y ha llegado la hora de que salgan del haber. Sin duda, esta hoguera resplandeciente de llamas furtivas e inclusives, bien puede estar gustosamente acompaña por alguna obra nueva (la que escriba esta semana) de don Paulo Coelho, o una nueva aventura de la caballeresca colección de don JJ Benítez, alguito del JJ el oscuro; incluso les acepto, para apretar el fuego, alguna obrita metafísica de Cony Mendez; pero por favor no me dejen sin el gusto de poder ver morir entre las llamas la obra completa del señor Jaime Duque Linares. Quiero música y en su orden está Silvio Rodríguez, Serrat y Los Visconti; también puede ser Alberto Plaza, Pablito Milanés, Vicentico, incluso Soda Stereo; este año quiero especialmente alguna buena colección de Andrea Bocelli; Espero que este sea el año en que por fin pueda escuchar mis preferidos en originales. No olviden a Diomedes, Jorgito Celedón y los clásicos de don Miguel Morales, estos sí pueden venir en versiones piratas, no sufro de ningún recato con su patrimonio. No olviden que de la lista es imprescindible el trago; puede ser ron, de Caldas para ser más exactos; en cualquier caso prefiero siempre el vino; unas buenas cervezas en medio de un cotejo billarístico o después de la extenuante caminata en torno de la mesa; y pensando en los bolsillos más desocupados o en las billeteras menos dilatadas, estoy dispuesto a recibir hasta aguardiente, del verde o del azul, el rojo es impotable. Debo confesar que no estoy dispuesto a compartirlo el día de la entrega, pues ha de tenerse en cuenta que será la reserva para aguantar un año, hasta que venga, si viene, la próxima celebración. Además de las cosas materiales que hacen posible dejar huella en la casa, empaques en la basura y tarjetitas guardadas en secreto, deseo el abrazo mágico de Maria Paula, el beso chiquitito de Camila, la llamada de mi madre y mi padre, el saludo oxigenante de mis hermanas, y algún mensaje desde el extranjero. Quiero un abrazo fuerte de la necia y los necios, un estrechón de manos de la gente buena con la que trabajo; también aceptaré el saludo de los que no caben entre mis afectos, pero el detalle vale todavía. Quiero sentir el amor de la presencia, el calor del cariño, sin distancias y sin mediaciones, una buena cena, un buen baile y un buen vino, un viaje próximo y el beso del reencuentro. Quiero otro poquito de vida, a pesar de la infinitesimal existencia sobre el mundo; Quiero un poco de Dios, un poco más, a pesar de nuestras bien entendidas discrepancias. Deseo estos detalles y también los que se les ocurran, al fin de cuentas alguna recompensa debe tener haber llegado hasta este día. ___________________________ |
Dejame manifestar mi inconformismo con tu escrito. Es bueno saber que "son bastante escasos por estas épocas, y por otras donde también se acostumbra el detalle como señal que existimos". Para mi existes y mucho más que eso, pero es triste saber por estas vías, que mis presente no se cuentan dentro de tus épocas. Cómo tampoco se encuentra mi presencia en este escrito que es tan de tu intimidad y habla de ti. La colección de los Quijotes es un trabajo que los dos hemos construido en los últimos tiempo, claro, eso no merece reconocimiento y para terminar con toda mi esperanza de volver a aparecer en tus letras, mi nombre no merece ser escrito y cualquier relación así mí (suponiendo que haya una) se escribe de manera ambigua y confusa, es posible que esos, cariños, vinos, danzas y cenas esperados también contemplen otros nombres.
ResponderEliminarPara terminar déjame decirte que es el primer artículo tuyo que no gusto, es tan cerrado y al mismo tiempo impersonal, a pesar de las confesiones sobre los gustos literarios y sobre licores, que difícilmente se termina de leer.
Después de todo esto cierro con un TE AMO con un KI JALI. Gracias por darte y darme el gusto de leer algo tan simple y malo.
aTT,
MAFE