martes, 8 de junio de 2010

Con el dolor del alma, votaré por mockus

Con el dolor del alma, votaré por Mockus

 

Mauricio Rodríguez Amaya

www.bajolamole.blogspot.com

 

 

No es fácil asumir una postura en este debate electoral tan complejo. Primero, porque la esperanza de que Antanas Mockus encabezara una propuesta de unidad que le quitara el poder al ubérrimo, redujera la influencia de las mafias, y trabajara en devolverles la tierra a los campesinos, se volvió agua cuando despreció el apoyo de Polo a su aspiración presidencial en la segunda vuelta. Segundo, porque la decisión tomada por el POLO tampoco me convence. De todas las posibilidades que ofrece el panorama, creo que la más mala es la abstención activa, o no votar, para ser más claro. Meter la cabeza en la tierra y dejar que el mundo pase por encima, no es la actitud de un Partido que tiene claro su papel como constructor de un nuevo poder en Colombia. Hay decisiones que duelen y esta es una de esas, que van directo al hígado.

 

Yo también pensé que el desplante de los verdes al Polo, era razón suficiente para no votar por su candidato. Y es más que lógico; el Polo abrió la posibilidad de una diálogo programático al que el candidato Antanas se cerró de plano; se juntaron, la distancia diametral entre la izquierda y Peñaloza, el revanchismo de Lucho y la prepotencia de Mockus, para cerrarle el paso a un nuevo escenario en la política colombiana. Comparto la tesis de los que  dicen que no es un problema de ingenuidad, ni siquiera de un buen cálculo electoral, es simple prepotencia, arrogancia, imbecibilidad y ceguera. Mockus tuvo la oportunidad de ser el candidato de la UNIDAD  contra la IMP-UNIDAD, pero perdió esa opción por sus propios actos.

 

Sin embargo, no puedo estar de acuerdo con los que dicen que este portazo en la cara al Polo, convierte irreductiblemente a Mockus en un uribista furibundo, porque de ser así, ni siquiera se le hubiera ocurrido al Partido de la izquierda hacerle una propuesta programática.  Precisamente por un análisis serio, que nos indica serias diferencias con el ubérrimo, es que el Polo vio posible y deseable un acercamiento programático, sin desconocer de entrada diferencias irreconciliables, por ejemplo, en el modelo económico y social que representa el profesor Antanas. Yo creo que en algunos casos, Mockus puede resultar peor que Uribe, pero lo que es incontrovertible es que el ámbito político y ético planteado por los verdes sí dista mucho de la inmundicia del actual gobierno y su candidato de cartera. Antanas Mockus no es la mafia, no representa al paramilitarismo ni a los terratenientes que los patrocinan, no viene de las huestes de la Gata, de Carranza ni los Castaño; no lo asesoran los herederos del cartel de Escobar, y eso lo diferencia históricamente del  uribismo. Debido al gobierno de Uribe y sus secuaces, no sé si sea posible que podamos estar peor en campos como la salud, la pobreza, el desempleo y la educación, así que cualquier cosa que haga Antanas en estos temas ya será mejor que lo que nos deja el ubérrimo. Suponer que Mockus es Uribe, es engañarse para sentirse mejor con el desplante, pensar así, solo tiene un efecto balsámico que poco tiene que ver con la realidad.

 

No votar por Mockus por el portazo, sería justo si en el debate no estuviera el uribismo. Si no se tratara de cortarle el poder a quienes han hecho del crimen su forma de política, de la impunidad su mejor aliada y del cinismo su mejor faceta. No podemos olvidar que el otro candidato es el responsable de 1770 asesinatos extrajudiciales que fueron presentados como guerrilleros en las calles de los barrios pobres, o en el camino a una promesa de trabajo, o sencillamente asesinados para ganar medallas, permisos o vacaciones.  No podemos olvidar que el otro candidato es el heredero de uno de los gobiernos más sucios y criminales de nuestra historia republicana.  No debemos olvidar que el otro candidato aspira a seguir estrictamente las directrices del Pentágono para conducirnos a una guerra fratricida contra el pueblo hermano de Venezuela. No debemos perder de vista que el otro candidato es la continuidad del mismo mal, en una versión deformada y caricaturesca. Esos crímenes deben ser pagados en la cárcel y ello será más fácil si ese candidato no es, precisamente, el próximo presidente de Colombia.

 

No votar en la segunda vuelta es dejarle el camino libre al hampa, para que, amparada en una abstención inercial y en una legalidad cuestionable, se empotre en el poder por otros cuatro y ocho años. Votar en blanco, es más decoroso, pero el efecto sobre el resultado es exiguo; lo menos peor, es votar por Mockus, aunque no me guste, aunque me sienta ofendido por su prepotencia; aunque haya despreciado mi voto y el de otro millón y medio de colombianos que creíamos en la posibilidad de la unidad para impulsar temas estratégicos. Estoy convencido que aún con todos los votos del Polo, no es suficiente para que el candidato del Partido Verde gane las elecciones, pero mi voto no responde a un cálculo pragmático, es ante todo un anónimo acto de protesta cuantificable y visible contra la mafia que nos gobierna. Me duele en el alma reconocerlo, pero en la segunda vuelta presidencial, votaré por Antanas Mockus para Presidente.

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1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo con usted. Yo suscribiría todas y cada una de sus afirmaciones. Hay que votar por Mockus a pesar de él mismo. Voy a poner un enlace de su entrada en http://www.elbuhodelaculebra.blogspot.com
    Cordial saludo.

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