La Revolución
de Francia
"En este contexto de luchas, de revoluciones por la tierra y el agua, emergió el corazón rebelde de Francia Márquez, mujer negra, ambientalista y líder social, quien, desde La Toma lanzó un grito de indignación que se sintió en toda la región caucana y mucho más allá de las fronteras nacionales."
@apuntadelengua
Desde
las montañas imponentes de Suárez que alimentan al Cauca y vierten el agua que
da vida a la región y al país, se escucha la voz del Consejo Comunitario de La
Toma, donde a partir de pequeñas revoluciones, hombres y mujeres
afrodescendientes han enfrentado, no sin riesgos, el impacto de la minería del
oro, tanto de la ilegal, que poco a poco ha desplazado el barequeo artesanal de
los pueblos negros, como la minería trasnacional, que cada día impone su
política extractivista en los territorios colombianos. El Consejo Comunitario de la Toma, ha logrado
luchas memorables en la defensa de su territorio ante los intereses
trasnacionales extractivistas y de la minería ilegal apoyada con los brazos
paraestatales de la violencia. Tras una larga lucha política y jurídica, este
Consejo Comunitario logró la suspensión de varios títulos mineros otorgados a
compañías trasnacionales como Anglogold Ashanti, tras un histórico fallo de la
Corte Constitucional que protegió los derechos de los pueblos negros a la
consulta previa.
En
este contexto de luchas, de revoluciones por la tierra y el agua, emergió el
corazón rebelde de Francia Márquez, mujer negra, ambientalista y líder social, quien,
desde La Toma lanzó un grito de indignación que se sintió en toda la región
caucana y mucho más allá de las fronteras nacionales. De niña vivió los rigores
de la violencia, y con su familia se desplazó de Yolombó al Cauca para surcar
nuevos caminos. En medio de la guerra y la minería, decidió estudiar derecho y
hacerse abogada para comprender los intríngulis de los lenguajes
institucionales desde los cuales el Estado habla a los mineros artesanales para
irlos sacando de los territorios; se vinculó a procesos de investigación
territorial, de la mano de académicos como Arturo Escobar e Hildebrando Vélez,
con los cuales trabajó para construir nuevos referentes teóricos y políticos en
la defensa del agua, la cultura y el territorio. En 2018 aspiró a la Cámara de
Representantes por la Circunscripción Afrodescendiente con el respaldo del
Consejo Comunitario del Río Yurumanguí, al lado de líder juvenil de Buenaventura,
Leonard Rentería, y aunque los votos no le alcanzaron para llegar al Congreso,
Francia se consolidó como un ícono de las luchas de los pueblos negros por la
defensa de los bienes comunes.
En
2018, recibió el Premio Goldman como reconocimiento a su
incansable lucha por los derechos de la naturaleza y de los pueblos
afrodescendientes. Este galardón le ha permitido visibilizar las difíciles
circunstancias en que las organizaciones comunitarias del Cauca deben enfrentar
las presiones de la minería, la violencia institucionalizada, la pobreza y la
desigualdad. Su voz ha alcanzado un importante reconocimiento internacional, y
sin embargo, sigue siendo la luchadora que desde el Cauca enfrenta las
políticas de desarraigo, al mismo tiempo que
lucha por alcanzar la paz de Colombia. Hace pocos días fue víctima de un
atentado contra su vida y la de otros líderes afrodescendientes en hechos que
aun no han sido esclarecidos por el Estado Colombiano.
Francia Márquez hace parte de ese
complejo grupo de líderes sociales, que hoy enfrentan no solo los intereses del
extractivismo trasnacional, sino que al mismo tiempo, deben salvaguardarse de
las amenazas y los atentados ante el silencio impune de las instituciones
nacionales; por esa razón, ella y otro grupo de representantes de las luchas
territoriales, lanzaron hace pocos días una campaña de visibilización denominada
#UnLíderEnMiLugar.
Así como ella, cientos de líderes
enfrentan hoy en el Cauca una lucha intensa en defensa de los bienes comunes y
para limitar la intensificación de los proyectos mineros; de acuerdo con los
datos de la Agencia Nacional de Minas (2017), en esta región se han expedido más de 200 títulos mineros para la explotación
del oro, el Estado colombiano ha otorgado 399 contratos de concesión minera y
ha autorizado más de 160 solicitudes temporales de explotación aurífera, sin
contar los contratos y concesiones para la explotación de carbón y materiales
de construcción. La minería del oro a gran escala en el departamento del Cauca,
representa cerca del 10% del total nacional, y sus efectos sobre los ríos y
regiones productivas ha sido devastador, ya sea por la utilización de químicos
que envenenan las aguas, o por el impacto que tiene la explotación minera en el
incremento del desplazamiento de las poblaciones de las áreas otorgadas a las
empresas concesionarias.
También en esta región se han
incrementado los asesinatos de líderes sociales, las amenazas y los atentados,
como el sufrido por Francia Márquez y otros dirigentes afrodescendientes; el
Cauca es el departamento donde se han producido más asesinatos a líderes
sociales, en lo que va corrido del Gobierno del Presidente Duque. La protección
de los representantes de las organizaciones comunitarias es incipiente y no hay
manera de mitigar los riesgos de la violencia institucionalizada.
Pero en medio de estas difíciles
circunstancias, los pueblos negros del Cauca siguen tejiendo sus pequeñas
revoluciones, las revoluciones en defensa del Agua y de la tierra, de la
siembra y el pan. En el Cauca se viven las revoluciones de pueblos que desde
cientos de años han luchado por su libertad y que hoy siguen en la brega por la
liberación de la madre tierra. Son las rebeliones contra la minería y por el
derecho a la vida; son las rebeliones contra el extractivismo y por el derecho
al territorio, las revoluciones por la paz, que resurgen desde las montañas de
Suarez para proteger la vida del Rio Cauca, la vida de todos y todas que desde
esas montañas claman por la paz, y esperan contar con el despertar de un país
que pareciera condenado al silencio eterno.